cualquier mamífero puede respirar por la nariz mientras bebe. Sin embargo, las personas adultas tenemos la laringe situada en una posición insólitamente baja en el cuello, lo que determina que, a pesar de nuestra condición de mamíferos, no seamos capaces de respirar mientras bebemos.
La importancia que para un mamífero tiene la capacidad de respirar por la nariz mientras bebe resulta evidente si pensamos en la lactancia. El cachorro debe poder respirar al mismo tiempo que mama para que este sistema de alimentación sea eficaz.
Para el lector perspicaz no habrá pasado desapercibido que nuestros bebés también pueden respirar por la nariz mientras maman. Su sagacidad le habrá llevado asimismo a suponer correctamente que los lactantes humanos tienen la laringe en la misma posición que el resto de los mámíferos. El descenso de laringe en nuestra especie se produce hacia los dos años de vida. A partir de este momento, no sólo perdemos la facultad de respirar mientras bebemos, sino que la insólita situación de la laringe humana hace posible la obstrucción del conducto respiratorio por el alimento, ya que la epiglotis no alcanza a obliterarlo por completo. Atragantarse no es una broma, uno puede morir por ello.
Pero si nuestro tramo respiratorio superior ha perdido eficacia en este aspecto (y también para la respiración y el olfato), ¿cuál es la contrapartida? La respuesta está en la existencia en nuestra especie de una faringe más larga que la de ningún otro mamífero, que nos capacita para modular una amplia serie de sonidos diferentes.
espero que os guste el argumento, y que , si os interesa el tema de la evolución, leais el libro. a mi me encanta.