Cada vez que le daba el pecho a Pau, me ponía unas gotas en una verruga que tenía en la cadera. Al cabo de varios días, 7 o 10 se secó y se cayó. Casualidad? Ni idea.
Mi madre me comentó que cuando ella era jóven en el pueblo decían que para curar las otitis nada mejor que unas gotas de leche materna, y para la nariz tapada del bebé, igual, y para la dermatitis seborreica...
Si todo esto se demostrara, aquello que la sabiduría popular hace años que practica, estaríamos ante el medicamento más milagroso descubierto nunca... Animo chicas, que a lo mejor sacamos una pasta vendiendo nuestros excedentes de ORO BLANCO
Besos,
Pilar