Me ha costado, os digo, porque todos estos comentarios, sumados a los del pediatra, y los del papá, y las otras mamás del trabajo, del parque, etc, me han impedido disfrutar de mi hija durante mucho tiempo, me han hecho sentir culpable cada vez que le permitía tomar pecho y dejar de lado el plato con su papilla de pollo o su fruta en trocitos.
Ahora me gustaría tirar atrás, volver a empezar, y disfrutar al 100 % de Laia, con libertad, sin disgustos ni exigencias, y con toda la información que he aprendido con esta web. Porque ahora yo creo que Laia sí sabe lo que le conviene. Siempre y cuando le ofrezcas cosas buenas y a su debido tiempo, yo creo que es capaz de discernir lo que le pide el cuerpo. Pero veo por todas partes la teoría de "tu tienes que decidir lo que es bueno para el bebé. Cuando, donde, cómo tiene que dormir, cuándo, cuánto, qué tiene que comer", y si no come fruta, pues mal, le faltarán vitaminas: hay que enchufársela como sea. Y si le permites que tome pecho cuando le dé la gana, pues fatal, porque siempre hará de tí lo que quiera (un dia, a la hora de comer, mi madre me dijo una frase histórica: "tienes que engañarla" Y yo "yo a mi hija no la engaño" "pues ya te engañará ella" )
Mi reflexión es: ¿cómo sabemos nosotros lo que le pide el cuerpo al bebé, si los adultos estamos desvirtuados, hemos perdido la esencia, nos hemos enganchado a los vicios...? Mi madre "sabe lo que le conviene" a mi hija, pero en su primer cumpleaños le metió en la boca un bombón. Luego querrá que cene su plato de verduras!
La reflexión va un poco más allá porque, como véis, el mayor conflicto lo tengo con mi madre y entonces pienso en cómo debió ser mi infancia, sin una gota de pecho, las papillas a la fuerza y las noches llorando en mi cuna cubierta con una malla para no escaparme...
En fin, mamás y papás, a los hijos hay que disfrutarlos!