Al salir de la escuela le ganó a su padre una bolsa de papas (no muy buena idea del papá porque luego no comen, pero en fin, a veces ganan ellos a veces nosotros).A lo que voy, que me pierdo. Llegó de la escuela y Antelmo estaba dormido así que dejé a Antelmo un momento con el papá y fui a la tienda por las papas de Almudena. A Antelmo le compramos unos cereales, porque Almudena no entiende que se compre para ella y no para su hermano. Llegamos y Almudena se comió todas sus papas. Guardamos las de Antelmo para que las comieran después de comer o se les olvidaran... Vano intento.
En cuanto se despertó Antelmo, Almudena le habló de sus cereales así que se los dí de una vez. Y ahí empezó el problema...
Antelmo le ofreció de sus cereales a Almudena y Almudena rompió a llorar. Más lloraba Almudena, más le ofrecía Antelmo de sus cereales y más fuerte lloraba Almudena.
Reconzco que yo no entendía nada.
El llanto de Almudena pasó a berrinche y Antelmo trataba de consolarla. La daba cereales (casi a fuerzas se los metía en la boca) y le daba besitos y abrazos.
Y entonces Almudena habló: "es que no me los merezco, buahhhhh". Y yo entendí.
Tras muchos sollozos y muchas excusas conocidas como "quiero a mi prima Karina! (que es lo que grita siempre en el berriche; su prima la ha visto tres veces en su vida y estudia en Suecia ) logré enteder que se sentía mal porque ella se había comido todas sus papas y su hermano le estaba compartiendo lo suyo.
Almudena suele ser un poco desesperada con la comida y si es algo que le gusta (normalmente cochinadas) es prácticamente imposible que sea racional y lo devora sin preguntar) así que para ella resultó una lección dura de aprender.
Pero en la tarde que agarró unas natillas que había en el refri, se comió solo la mitad para convidarle a su hermano (a quien por cierto no le gustan y ahí se quedaron).
En fin, que aprender no siempre es fácil, a veces nuestros hijos tienen que sufrir cuando aprenden aunque solo sea porque un día también aprenden a ponerse en el lugar del otro.