participo en este foro, porque tengo, como madre de un niño de 2 años y 11 meses, una duda ante una nueva situación que se nos ha planteado. Desde hace unos dos meses comencé a trabajar por primera vez desde que nació mi hijo. Tuvimos que recurrir, en principio, a nuestra familia, pero por diversas circunstancias, decidimos contratar a una cuidadora para que estuviera con él durante nuestra ausencia. Al pricipio mi hijo lloraba, como hace todo niño que ha desarrollado un buen apego, pero después de las vacaciones de Navidad, que pudimos disfrutar juntos en familia, sus llantos y sus ruegos se han multiplicado por 10. He buscado información en autores como Carlos González, y he comprobado que esa evolución es más o menos normal, ya que durante el periodo vacacional fuimos muy felices.
MI DUDA reside en el modo en que debo actuar ante su llanto. Mi primer impulso es consolarlo, sin importarme llegar tarde al trabajo o cualquier otra cuestión. Pero no consigo que se calme, es más, parece que con mi reacción lo único que consigo es prologar por más tiempo su dolor. Por tqanto, ¿cómo se supone que debo actuar? ¿Debo dejarlo llorando con ahínco con su cuidadora? ¿Debo consolarlo hasta que se calme? ¿Qué es lo mejor para él
Muchas gracias