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Yo te entiendo, es frustrante, pero lo único que puedes hacer es repetir y repetir que eso no se hace y que se exprese con palabras.
Gracias macasher.
De todas formas por mi propia experiencia si te digo que decirlo y decirlo hasta que se te seque la garganta si funciona, pero es lento, cuesta y a veces parece que no acabara nunca. Mi hijo pequeño tiene un año mas que el tuyo y a mejorado muchísimo con ese tema. Yo siempre les dijo que no se pega, la frase es "es en esta casa ni se pega ni se insulta". Cuando se da la situación les hago razonar sobre lo que han he está mal, se piden perdón, y si el problema persiste, pues no les dejo jugar, o comer, o lo que sea que ha sido causa de conflicto hasta que se calman.
Una pregunta, ¿estás segura de que la mayor no le chincha? no vemos todo lo que hacen nuestros hijos, y a veces (y lo digo por experiencia) la reacción del pequeño, aunque desproporcionada, es a causa de algo que le ha hecho el mayor.
Un castigo propiamente dicho es algo arbitrario, que no ayuda a aprender una lección, es una forma de fastidiar al niño para que entienda que lo que ha hecho está mal. A mi modo de ver, los castigos no educan ni enseñan ni sirven para nada, porque el simple hecho de recurrir a ellos desvirtúa la asociación que pretendamos que hagan. Por ejemplo, si le hemos pedido que no pinte en la pared y aún así lo hace, podemos quitarle las pinturas y/o pedirle que limpie lo que ha ensuciado: va más allá de las consecuencias naturales de su acción (en este caso, la consecuencia natural es simplemente dejar la pared sucia), pero tampoco es un castigo porque está relacionado con lo que ha ocurrido. Les estamos enseñando a ser responsables, y sobre todo ven que les medimos con el mismo rasero que empleamos para nosotros mismos: yo si ensucio algo lo limpio, si lo rompo lo arreglo, si lo tiro lo recojo etc.
En cambio, si pintan en la pared y les castigamos sin televisión o sin ir al parque, el mensaje que les transmitimos es: te estoy privando deliberadamente de algo que te gusta por el simple hecho de fastidiarte, para que la próxima vez recuerdes lo mal que lo has pasado y hagas lo que yo diga. Puede que no lo hagamos con esos ánimos, pero es la lección que le llega al niño (por lo menos, la que me llegó a mí en su día). Además, el niño nota que se emplea un doble rasero, porque se equivoca igual que sus padres y que todo el mundo, pero a él le castigan y a sus padres no, si cometo un error me disculpo e intento rectificar, pero mi marido no me castiga sin postre para que lo entienda, no sé si me explico.
Vale, que no es lo mismo pintar en la pared que pegar, y esto último no admite medias tintas, pero no creo que el hecho de castigarle consiga que deje de pegar a su hermana o entienda antes que eso está mal; un efecto colateral de los castigos suele ser empezar a mentir y a hacer las cosas a escondidas, porque no se ha interiorizado la lección pero sí que se asocia el disgustar a tu madre o a tu padre con unas consecuencias desagradables. Si pega por celos, o porque tiene algún tipo de resentimiento hacia su hermana, hay que llegar a la raíz del problema; si lo hace porque le da ese "pronto", se le puede ayudar sugiriéndole que intente verbalizar, explicar cómo se siente, y en vez de expresarse a manotazos que diga p.ej. estoy enfadado, esto no me gusta, ella me ha hecho x, quiero tal cosa, lo que sea, y que se le escuche, con independencia de que lo que pida sea razonable o no, de que se le vaya a dar o no.
Besos.
Escritora, bloguera, traductora, y un montón de cosas más...
Mi blog: El mundo de Kim