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- Mié, 28 Jul 2010, 08:22 #373218 Extracto extraído del libro de E. Pantley, “Educar niños hasta los diez años sin lágrimas”. Del capítulo ¿Por qué se enfadan los padres con sus hijos?. Páginas 148-149

Los niños son niños

Los niños son inexpertos, ingenuos y narcisistas. Tienen un conocimiento limitado de las normas sociales y de lo que se espera de ellos. Además, son personas independientes con libre albedrío. Por mucho que se esfuerce, no puede “hacer” que un niño coma, duerma, recoja los juguetes, diga por favor o vaya al lavabo. Puede pedírselo. Puede darle la lata, rogarle, amenazarle y suplicarle, pero su hijo es una persona distinta a usted y funciona independientemente. Los niños no son sensatos, racionales ni maduros. Quieren hacer lo que quieren hacer, no piensan demasiado en el pasado o en el futuro, y mucho menos en cómo afectan sus acciones a otras personas o cosas.

Los niños no siempre entienden las cosas como pensamos que lo harán. Quizás pensamos que han aprendido la lección o creemos que han entendido perfectamente lo que les hemos pedido, pero muchas veces “no es así”. Puede resultar muy frustrante para los padres que creen que algo está más claro que el agua, pero ven que su hijo va en una dirección completamente distinta.

No podemos obligar a los niños a ser menos infantiles, no podemos acelerar el proceso del crecimiento. Y, si pensamos en ello, no querríamos hacerlo, porque esos mismos límites que nos frustran, también nos traen la felicidad más absoluta: observar cómo los niños se enfrentan al mundo con alegría y desenfreno es entrañable. Sin embargo, cuando esta existencia infantil implica que nuestros hijos no hacen, no quieren o no pueden hacer algo, y no encontramos la manera de “obligarles” a hacerlo, el resultado inevitable es la ira de los padres.

Miss Maléfica dixit.
"Gigoló" (vividora) de la maternidad
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Yo de mayor quiero ser.... EMPODERANTE
¡Va por Lolilolo!