Quizá esté equivocada pero mi idea de compartir es que salga de uno mismo el deseo de hacerlo, es decir que sea una decisión voluntaria y no una imposición de un mayor. El problema viene con compartir comida. Si con los juguetes es reacio con la comida (sobre todo si se trata de chuches) ya es imposible. Él pasa diariamente un par de horas en casa de mis padres y allí de vez en cuando le dan gusanitos o galletas o cosas similares. Pues bien, cada vez que coincide en casa de los abuelos con mi hermana y mi cuñado se lía el belén, porque la obsesión de ellos es pedir al niño de lo que esté comiendo.Entonces en cuanto Adrián se niega a darles gusanitos o lo que sea ya se enfadan con él, empiezan con amenzas y le dicen textualmente 'hemos roto relaciones'. Cada vez que se niega a darles mi hermana y mi cuñado le recuerdan todas las cosas que ellos le dan y le tratan de enseñar que él tiene que corresponder a su generosidad. Es cierto que ellos son muy buenos con él, pero no estoy segura de si ese método de ponerle a prueba y recordarle lo generosos que son con él hará que él comprenda que hay que compartir.
Estoy un poco perdida, porque la obsesión de ellos por que el niño comparta me parece más bien una tortura china, porque es verle con algo en la mano y ya se lo están pidiendo para ponerle a prueba. Lo peor es que cuando yo estoy delante no fuerzo al niño para que les dé lo que tenga, si no que le pregunto si quiere compartir y como mucho le animo, pero nada de forzarle ni quitárse lo las manos para dárselo a ellos. Ellos piensan que soy una mala madre por no tomar medidas más drástica con este asunto, pero es que mi forma de ver este tema, como ya he explicado antes, es que sea una decisión voluntaria y gustosa y no una imposición o un castigo. Yo creo que la empatía debe nacer de uno mismo, aunque si os digo la verdad, ya no sé si estoy equivocada o qué.
¿Vosotras como enfrentais el tema?