Olvido q tu tiempo no es el mío, que tu ritmo es distinto del mío, tus prioridades probablemente contrarias a las mías y tus preferencias diferentes.
Muchas veces, me levanto altiva y te miro desde mi atalaya de adulta pero créeme que intento que sean las imprescindibles, porque sé que si me agacho a la altura de tus ojos el mundo no tiene el mismo tamaño, ni las cosas la misma importancia. Sé que las olas de la playa se ven mucho más grandes y que imponen más. Sé que a la vista quedan los pequeños detalles que yo ya olvidé, como correr en medio de los montones de hojas que ya han caído. Pero a veces me duele el cuerpo de estar agachada y me vuelvo a estirar y vuelvo a ver todo desde arriba y siento que nos alejamos un poquito. Así tiene que ser, ahora mi puesto está arriba, donde veo mejor y alcanzo más lejos, donde puedo cuidarte y protegerte.
Si quiero hacerte una promesa: me agacharé gustosa siempre, tú solo tira de mi mano y muéstrame lo que desees. A cambio sólo te pido que no olvides nunca que caminamos juntos.
"Gigoló" (vividora) de la maternidad
¡Va por Queli!
Yo de mayor quiero ser.... EMPODERANTE
¡Va por Lolilolo!