- Vie, 14 Nov 2008, 14:02
#292441
A ver si me explico bien y consigo decir todo lo que quiero....
Voy a hablar desde el punto de vista de niña, mujer, y madre, que es el que conozco. Del otro punto de vista como padre, si quieres, Aramandilio, nos cuentas tú....
Yo creo que hoy en día tenemos los instintos muy muertos. Apenas vivimos cerca de otras mamás (primas, tías, hermanas, madres...) que nos muestren patrones de comportamiento cercanos, diarios y consecutivos.
Seguramente lo que sabemos a cerca de la maternidad es lo que nuestra madre nos explicó acerca de sus partos y poca cosa más. No vemos amamantar desde que somos pequeñas, ni con frecuencia ni con asiduidad, y la resolución de conflictos con los peques que vemos hoy en día es el parque, y sólo hasta que vamos allí con nuestros niños. Antes, nada de nada.
Entonces te encuentras con que, en el mejor de los casos, has parido sin mucho dolor, rapidito, y sin conexión ninguna (o poca) con ese bebé que te ponen en los brazos. Y ahí empieza el periplo.
La lucha entre tu instinto, lo que te "sale" hacer, lo que deseas hacer, lo que haces sin pensar y los millones y millones de consejos que te da el resto del mundo que van en contra de todo lo que tú sientes que necesita tu hijo.
Yo, en concreto, tuve suerte con la lactancia, mi niño se cogió bien, tuve apoyo por mi entorno (no profesional, pero si de mi madre y mi marido) y por ahí no tuve ningún problema, pensé lo que estaba haciendo muy bien. Y en cambio ahora lo haría de diferente manera. Pero creo que en la medida de los recursos que yo tenía entonces (leí revistas y webs acerca de la lactancia) y lo que más me ayudó fue seguir mi instinto y a sobretodo A MI HIJO.
Me leí el libro del
Estivill, y pensé que todo lo que decía este hombre tenía una lógica aplastante, pues no era poco listo mi hijo....
Y me medio leí el Bésame Mucho, sentada en la FNAC, con mi niño cogido a mis piernas que por aquel entonces empezaba a caminar... y no me acabó de gustar
(lo que son las cosas y las vueltas que da la vida). Porque ahora es casi una filosofía de vida para mí.
No me fue tan bien respecto al sueño, supongo que por eso llegué aquí, y sigo aquí.
Porque un año después, cerca de los 2 años, pasé de tener un niño que se despertaba lo normal (unas 2 o 3 veces por noche) a un niño que se despertaba cada media hora.
Entonces me leí el libro de Rosa Dormir sin lágrimas. Me tranquilizó en un momento en el que tenía mucha presión a mi alrededor y yo no encontraba el camino hacia la luz para mi hijo y para mí. Lo único que tenía claro era que NO lo iba a dejar llorar, todo lo lógico que parecía ese libro se esfumaba al pensar que mi hijo no me iba a tener a su lado si me necesitaba (y ahí salió la puntita del iceberg de mi instinto, que cada día saco más afuera).
Lloré mucho, me sentí muy culpable, hasta que un día, desesperada y muerta de sueño, tras varias semanas sin dormir, me preparé una cama de 90 cm, saqué a mi niño de la cuna, y le dije Tú y yo vamos a dormir juntos esta noche aquí. En contra de la opinión y sugerencias del resto del mundo, incluído mi marido.
Fue pura supervivencia, no podía más. Mi instinto afloró, yo sabía que mi hijo se despertaba por algo, y aunque no sabía el motivo, como mínimo me tendría a mí allí. De día y de noche. Incondicionalmente.
Y a partir de ahí, me informo, leo, escucho, y aplico lo que me parece que nos va mejor a mi hijo y a mí. Y también sé que el día que tenga otro niño, las necesidades serán diferentes, porque será otra persona, y volveré a leer, pero sobretodo volveré a observar a mi hijo que es el que me da las pistas verdaderas de lo que necesita.
Última edición por nuriah el Vie, 14 Nov 2008, 14:03, editado 1 vez en total
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