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por mimar
#20124 Hola a todas

Un llamado para mamas/papas que ya pasaron por esto y a los que puedan aportar ideas son todas bienvenidas a ver que me recomiendan.

como y cuando dejar los panales ... como se hace?
a que edad? como me doy cuenta que esta "preparada"?
fisiologicamente a que edad estan preparados? y emocionalmente??
cuando dicen mejor en verano por que es?un tema de comodidad o que?

bueno yo no tengo ningun apuro para que los deje por mas "sugerencias externas" :wink: que escuche, que ahora es mas facil porque es verano...en fin, realmente todavia no me pide solo avisa cuando ya hizo...y a veces no siempre.

asique solo queria saber a que cosas tengo que estar alerta...me dare cuenta que esta lista???

esto me recuerda la pregunta de la tipica primeriza (yo) "Como me dare cuenta que son contracciones ???" jejej y me di cuenta :idea: :idea: :idea: asique dejare que la madre naturaleza trabaje una vez mas.

salutes y espero muchas idas :idea: :idea:

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por solecilla
#20131 pues ahí andamos con sandra: a los 18 meses empezó a pedir caca, y sin presiones de ningún tipo. pero des pis na de na :roll: . y ha pasado más de medio año. sigo esperando a mamá naturaleza con paciencia y el orinal en la mano. bien es verdad que no le quito los pañales de momento. ánimo

RECUERDA: las recomendaciones del foro NO PUEDEN sustituir a la consulta con un medico (NI LO PRETENDEN)
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por Magüi
#20135 Lo de quitarles el pañal en verano es porque como hace calor y se les suele escapar.... pues es mas cómodo, por los resfriados y por la cantidad de ropa.

Lucía hace caca (no siempre) desde los 12 meses en el orinal, ella no lo pide pero como hace casi siempre a la misma hora pues es un juego, le ofrecemos el orinal, si quiere la sentamos y si hace ¡fiesta, aplausos!, si no hace pues nada hasta la otra.

Hasta los 2 años los niños no están preparados para enfrentarse a este nuevo reto, aunque cada niño tiene un ritmo.

Yo te aconsejaría que tuvieras un orinal a mano e intentaras jugar, es decir cuando nosotros la sentamos, nos sentamos con ella (en el suelo) tenemos juguetes, cuentos... que se cansa, pues arriba, pañal puesto y hasta la proxima, pero siempre como un juego una cosa divertida y que la peque hace porque quiere nunca obligada.

Esta es mi experiencia Lucía tiene 19 meses y esperamos al verano para intertar quitarle el pañal. Pero como siempre mucha paciencia y cariño.

Besitos.

Mª Luisa y Lucía
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por mimar
#20137 Hola magui y solecilla

Gracias por las respuestas y veremos como sigue ...tendremos un orinal cerca y lo haremos tipo juego, me parece lo mas facil...ya que por ahora ni se entera ... pero vieron como son de rapidos los bebes ya veo que empieza a pedir de un dia para el otro :D :D

buscando informacion encontre este articulo muy interesante.
lo pongo aqui para compartirlo ya que andamos con le mismo tema.

CONTROL DE ESFINTERES

La perspectiva de la retirada del pañal suele generar un cierto desasosiego en los adultos. Nos preguntamos cual será el momento adecuado, si el niño estará dispuesto a aprender; si sabremos cómo enseñarle. Una inquietud comprensible pero que supone un error de partida. ¿Enseñamos a nuestros hijos a andar? ¿y a hablar? La realidad es que no. Las habilidades fundamentales el niño las adquiere solo, de forma progresiva, cuando está maduro. Que comience a ser consciente y avisar cuando orina o defeca no necesariamente implica que ya esté preparado para controlarlo “entre el reconocimiento de un funcionamiento específico de su cuerpo y la madurez neurobiológica para controlarlo se necesita un tiempo, ¡a veces de uno a dos años!” advierte la psicóloga Laura Gutman, experta en crianza y autora de “La maternidad y el encuentro con la propia sombra”.

El niño va adquiriendo habilidades paulatinamente, en su momento. Cada “adquisición” va precedida de una larga etapa de “ensayos” que no son más que el natural desarrollo y despliegue de sus capacidades, y que preparan el terreno para mayores consecuciones. No hay un momento fijo para sentarse, empezar a andar o a hablar: cada niño tiene su “calendario interno”.

Pero también es cierto que un “clima” adecuado, no sólo físico sino también emocional y social, puede incidir en el desarrollo de cualquier habilidad, no porque se le enseñe, sino porque estimule su natural pasión por aprender, la íntima satisfacción y el placer que le produce adentrarse en territorios inexplorados. Un niño con quien se habla mucho y con amor tenderá a desarrollar su lenguaje con mayor facilidad que si pasa todo el día en su cuna sin que nadie le hable. Y le será más fácil empezar a gatear o andar si disfruta de libertad de movimientos que si está todo el día atado a la silla. En esta etapa la intención de “enseñar” no sirve de mucho. Es mucho más práctico “permitirles” avanzar a su manera –protegiéndoles de los peligros- que pretender que hagan las cosas de una determinada forma.

Todo esto lo sabemos, y sin embargo, el control de esfínteres suele plantearse de manera diferente. Habitualmente se habla de “entrenamiento”, de “aprendizaje”, cuando es una habilidad que se adquiere. Y en todo caso, si pudiera hablarse de un “método” para facilitarles el proceso, ese método no debería diferir del modo en que los niños aprenden todas las cosas importantes de la vida: de motu propio, por curiosidad, porque les produce placer, como un juego. De manera que lo ideal es apoyarse en algo que a los niños les sobra: su interés por experimentar y su capacidad de superación. Es mucho más efectivo aprovechar ese impulso interno que tratar de imponer desde fuera una disciplina difícil de entender.

Así que el primer paso es disponer un orinal para él, mejor si se parece al de los adultos: con tapa y todo. A partir de cierto momento en la vida del niño, sus deposiciones son bastante previsibles, y sus padres o cuidadores saben cuando se producen: a menudo, después de desayunar. Si en ese momento le pedimos, “y ahora, te sientas aquí y haces caca”, probablemente nos mirará con estupor, no entenderá bien qué esperamos de él.

Es mucho más efectivo el método indirecto. En el momento oportuno, se le quita el pañal y se le invita a sentarse en su trono. Como si fuera un juego. El segundo objetivo es que esté sentado el tiempo suficiente para que se produzca el gran acontecimiento. Una forma de conseguirlo es teniendo a mano algo que cautive su atención: un libro con dibujos que le guste, algún juguete. Podemos incluso sentarnos a su lado y leerle un cuento.

Más pronto o más tarde un olor sospechoso nos avisará que se ha conseguido el objetivo. Es el momento de levantarle y enseñarle su “obra”, y felicitarle por ello. La primera vez lo mirará con expresión sorprendida, agradablemente complacido por eso tan interesante que ha hecho. Recordemos que cuando los niños defecan en el pañal, habitualmente no ven sus heces. Como lo encontrará muy interesante, sin duda querrá volver a repetir la proeza. Poco a poco irá adquiriendo una mayor consciencia sobre su cuerpo, sus sensaciones y pulsiones, estableciendo nuevas conexiones de ideas en su cabeza: si el niño está maduro para ello, acabará buscando su orinal cuando tenga necesidad. Eso sí, si nos pide caca estando fuera de casa, es mejor encontrar una alternativa que decirle: “hazlo en el pañal, que aquí no podemos”.

El control de la micción suele llevar más tiempo. Pero una vez conseguido sin agobios ni ansiedades el control de las heces, resulta obvio para todos que se trata de una etapa más. Es importante darse cuenta de cual es el momento idóneo, respetar los tiempos del niño, no tener expectativas concretas ni establecer de antemano un plazo determinado (aunque se acabe el verano). Comprender que las situaciones emocionalmente más difíciles –si empieza la guardería, por ejemplo- pueden incidir en su comportamiento, y producirse aparentes “regresiones” temporales.

La retirada del pañal suele coincidir con “terribles dos años”, un momento de afirmación del niño ante los adultos, la primera de las sucesivas declaraciones de independencia que irá realizando a lo largo de su vida. Si se crea conflicto en torno a este tema, decidir donde, cuando y cómo hace pis y caca puede convertirse en un acto inconsciente de “marcaje de territorio” frente a unos padres que, quizá, presionen demasiado. O quizá convertirse el “problema” en un modo de atraer la atención. Es más eficaz premiar los avances con una muestra de alegría, pero acoger con absoluta indiferencia los “accidentes”, asumiéndolos como lo que son: una parte del guión. No retirar definitivamente el pañal hasta que se haya conseguido un nivel aceptable de control por su parte y sobre todo estar muy tranquilos: no constará en su expediente académico.


Autora: Isabel Fernández del Castillo

articulo sacado de Holistikanet
http://www.holistika.net/articulo.php?a ... 62017.html

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por Magüi
#20138 Muy interesante, gracias por la información

Aquí te pongo un enlace de este foro en el que hablamos del tema

http://dormirsinllorar.com/foro/viewtop ... 1d78ca3deb


Espero que salga (es la primera vez que copio un enlace y soy algo pato)

Mª Luisa y Lucía
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por mimar
#20139 hola magui
salio perfecto el enlace

claro...ahora me acuerdo ... esos post los lei:wink: :wink: y no los podia encontrar asique fue nuevo post
gracias por poner el enlace.
:D :D

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por guiomar
#20142 Almuena aprendió a los 22 meses. Me acuerdo bien porque Antelmo era recién nacido y allí iba yo con el bebé en brazos a llevar a la niña al baño. Como me era más cómodo descarté el orinal y aprendió directamente en el baño. Pero fue por mi comodidad, lo reconozco. Ir con un bebé en brazos y tener que lavar el orinal a cada rato era una lata.
Os cuento el proceso.
Empezamo con la caca como Magüi cerca del año. Se irriaba mucho y coomo era muy regular su papá la sentaba en el orinal para que hiciera caca y no se irritara la colita. Pero sin más pretensiones. La leíamos cuentos y se estaba un ratito. Si hacía pues bien y si no pues también. A eso del año y medio le puse un orinal en la sala (se que dicen que no se debe hacer pero lo hice) y se sentaba a veces mientras veía la tele o la leía cuentos. Luego empezó la escuela y me dijeron que se interesaba por el asunto. Le enviamos un orinal a a la escuela y cuando su maestra y yo consieramos que estaba preparada empezamos. Al principio no hacíamos gran cosa, jugábamos y se estaba un ratito. Luego la dejé sin pañales (era enero) para andar por casa. Manchaba un montón de ropita pero para eso está la lavadora y como no tengo alfombras... La sentaba en el baño cada hora a que hiciera pipí. Y poco a poco la fue dejando de ganar la pipí. Le daba premios (todos los días) por no hacerse pipí o por intentarlo (todo valía). Y un buen día nos dijo que quería ir al sùper sin pañal y hasta hoy. Porque claro, al principio la ponia pañal para salir a la calle.
Con Antelmo no se cómo vaya a ser. Creo que más lento porque no se quiere sentar. Le inriga mucho el baño y corre cada vez que alguien dice que va a hacer pipí y se queda mirando. Pero le sénté un par de veces sin pañal y no le gustó. Por ahora ya he puesto el orinal en la sala a modo de juguete y se sienta vestido a veces pero creo que me va a ser más fácil que aprenda directamente en el baño porque nos ve a todos.
Ah, esa es otra cosa. Mi casa es de "baños abiertos". Es un decir, pero no cerramos la puerta para ir al baño y los niños se intrigan mucho al ver a los adultos. A Antelmo le encanta ver a su papá hacer pipí. Se queda mirando fijamente el chorrito. Y los niños aprenden mucho por imitación por eso es muy importante que ir al baño sea algo natural en tu casa.
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por Magüi
#20338 Mi casa también es de baños abiertos, como la tuya Guiomar.

Os cuento lo que hizo ayer Lucía (19 meses). Me dijo "mamá caca", yo pensé que había hecho en el pañal y la llevé a cambiarla haciendo fiesta porque lo dijo, pero sorpresa... no tenía nada en el pañal, le dije "¿al orinal?" y muy contenta dijo que sí, llevamos el orinal al comedor, la puse en el, le di juguetes, me senté en el suelo con ella y al poco, ¡sorpresa!, yo la dejé a ver su reacción, de momento me miró y dijo "ya ta" bueno fué una fiesta, apalusos, risas... y ella muy contenta, se que fué una casualidad, pero por algo se empieza.

Animo a todas que todo se consigue.

Mª Luisa y Lucía
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