- Vie, 02 Nov 2007, 13:27
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martes 4 de septiembre de 2007
Los temas omnipresentes en las familias
Por NEVA MILICIC,
sicóloga
Este título fue tomado en préstamo del maravilloso libro del escritor
portugués y Premio Nobel de Literatura José de Saramago, llamado "Las pequeñas
memorias", un relato magistral de los recuerdos de infancia del autor. Escrito
con poesía y belleza, va dando cuenta de la percepción de un niño de los
hechos y situaciones que marcaron su infancia.
Cuando se escucha y observa a cada familia, es posible observar la presencia
de temas recurrentes, es decir, temas que aparecen con mucha frecuencia en la
mesa de conversaciones familiares. En la medida en que se va conociendo el
mundo interno de una familia, se va percibiendo que hay temáticas que marcan
su historia y que dejarán su huella en el moldeable siquismo infantil.
En algunas familias la presencia de estos temas es enriquecedora; se centra,
por ejemplo, en lo que hicimos en las vacaciones, o en los libros que se
leyeron y releyeron, las recetas de cocina que se cocinaban con frecuencia, en
las anécdotas familiares o en los paseos en bicicleta. Estas familias crean un
ambiente cordial y nutritivo, lleno de pequeñas y reiteradas historias
familiares que hacen parte de la cultura familiar.
Cuando los niños son pequeños, las conversaciones son sobre sus logros y
aprendizajes, o sobre sus representaciones, la mayoría de las veces muy
simples, en que ellos actúan para sus padres y sus tíos en forma reiterada y
posiblemente con no mucho talento; en este contexto se sienten acogidos por el
amor incondicional de la familia.
Cuando los hijos van creciendo, las conversaciones son, por ejemplo, sobre
alguna ida al cine, en que se aprovecha de conversar sobre la película de
manera informal mientras se come una poco saludable, pero deliciosa pizza. En
este contexto, se va recibiendo una educación emocional que favorece el
desarrollo de la inteligencia emocional.
Desafortunadamente, en otras familias estas conversaciones están marcadas por
el signo del conflicto y de la crítica. En ellas, la atmósfera es desagradable
y hay una sensación de estar "pegados" con temas que no favorecen el
crecimiento emocional. El clima resultante será nocivo para la construcción de
la identidad. Son las familias a las que les cuesta acotar los conflictos a un
espacio y un tiempo, ya que muy rápidamente se desbordan emocionalmente,
sacando a relucir, venga o no venga al caso, las situaciones problemáticas. Es
una concentración en lo negativo que les dificulta poner freno. Se ejemplifica
en el hecho de que cuando un niño o una niña ha tenido un logro, en vez de
disfrutarlo, se hace un comentario del tipo "Si siempre fueras así", a veces
acompañado de un suspiro que da cuenta de, como dicen los adolescentes, "una
onda negativa".
Este comentario que rompe tanto la valoración del logro retrotrae el clima a
la situación de conflicto. No sólo anula el efecto positivo de lo sucedido,
sino que trae a la memoria emocional el recuerdo de todas las situaciones
dolorosas o insatisfactorias. Y entonces lo negativo se hace omnipresente,
marcando las conversaciones familiares de negatividad. Ojalá no sea su caso,
ya que muchas veces no se tiene una intención negativa, sino que esta actitud
refleja una creencia de cómo educar emocionalmente.
Reflexione cuáles son sus conversaciones familiares reiteradas: ¿Cómo podría
enriquecerlas? ¿Cómo podrá disminuir los temas negativos? y ¿Cómo aumentar la
memoria emocional positiva?
Neva Milicic.