Total que ayer fue mi primer día de trabajo después de las vacaciones y la miniexcedencia y para ella su primer día de "jornada partida".
Al volver por la tarde llovía a jarros y yo llevaba a mi pequeña en una mano, el paraguas en la otra y la mayor andando a nuestro lado. Justo cuando vamos a entrar de repente parece que cambia de opinión ya que se pone a llorar desesperada. Todos los niños entran deprisa, y yo me agacho como puedo para hablar con ella e intentar convencerla. En ese momento aparece su profesora, que, en un segundo y sin mediar palabra la agarra por el brazo de muy malas formas para intentar arrastrarla adentro. Mi pobre hija se me agarra chillando y entonces su profesora la agarra aún más fuerte y la levanta en el aire sin escucharme tampoco a mi que intentaba desesperadamente hablar con mi hija mientras mi paraguas salía volando. Ella gana, se la lleva a rastras entre alaridos, cierra la puerta y fin de la escena.
Yo me quedo en mitad del patio furiosa y llorando de incredulidad e impotencia, dudando qué hacer. Opto por irme porque me conozco y en ese estado soy capaz de hacer o decir algo irreparable, aunque sintiéndome la madre más cobarde, incompetente y traidora del mundo.
Dos horas después recojo a mi hija. Abordo a su profesora que la acompaña a la puerta, pero dice no poder tener una entrevista conmigo hasta la semana que viene, así que en un segundo y con cara de ogro le digo "entonces ya hablaremos, pero de momento quiero que te quede claro que no quiero que vuelvas a hacer eso de antes nunca más". Me mira sorprendida y me asegura que es lo mejor. Le contesto muy tranquila pero con cara de asesina múltiple "¿lo mejor para quién?" Me replica que ha estado muy bien. Yo le repito: "Ya hablaremos, pero de momento que no se repita". Me contesta (con cara de estar pensando "vaya, otra madre loca"), "vale, vale".
Así ha quedado de momento. Hoy por la mañana ha sido horroroso, no os lo voy a describir.
No sé qué hacer. Estoy perdida. La semana que viene hablaré con ella, pero mientras tanto sólo he decidido de momento y caiga quien caiga no voy a llevarla más que tres horas por las mañanas. Lo que me pide el cuerpo ahora mismo es sacarla del colegio, organizar un follón y más cosas inconfesables, pero de momento voy a ser cauta y dar un poco de tiempo a hablar con su profesora.
Ayer hablamos mi hija y yo mucho rato, y ha entendido perfectametne que yo pienso que ella ha actuado bien y su profesora no, y que yo la he reñido por ello. Sé que no ayuda a su adaptación, pero en este momento lo prioritario no me parece la adaptación, sino que mi hija sepa sin lugar a dudas que estoy de su lado.
Realmente ahora mismo no sé cómo va a acabar esto ni qué salidas razonables tengo. Todo el mundo me ha hablado muy bien de su profesora y el que lo ha hecho mal ha sido para decirme que es demasiado blanda ( ). De todas formas aunque no quiero precipitarme lo cierto es que mi confianza en ella ahora mismo es nula. Ya sé que no puedo evitar a mi hija el contacto con todas las personas trastornadas del mundo, que en todas partes cuecen habas y mil cosas más que me dicen y me digo. Tres años hace que mi hija entró en la guardería de ese colegio y se ha quedado llorando muchas veces, pero jamás había ocurrido ni por asomo nada parecido.
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Esto se está volviendo una pesadilla.
Gabriel Miró