- Mar, 18 May 2010, 16:31
#367832
Ay Kitu cielo, no te sientas así mi niña. Estás poniendo medios para que tu hija se encuentre mejor.
Es cierto que el ser madres supone que estemos siempre preguntándonos si lo estamos haciendo bien. Es un camino largo en el que aprendemos a la vez que nuestros hijos, y como todo proceso de aprendizaje, hay que errar para aprender de nuestros fallos.
Yo he descubierto que tengo un demonio interior que cuando el cansancio me vence se apodera de mí y me hace pegar unos chillidos que tiemblan las paredes de casa. Cuando me noto así, me repito una y otra vez que yo soy la adulta y que mi hija espera que yo controle la situación puesto que ella no tiene los medios para hacerlo y yo sí.
Esa sensación de no dar todo el tiempo también la he tenido y la sigo teniendo, me pasa con la pequeña. El año pasado Selena no iba al colegio y tenía la sensación de no poder estar con la pequeña todo lo que necesitaba, por eso el dormir a su lado y darle el pecho me daba esos momentos de tu a tú entre las dos.
Con Selena he tenido alguna temporada de demandar más mamá, temporadas que han coincidido con más gracias de su hermana o con alguna enfermedad. Se ha solucionado hablando con ella y dando más tiempo.
Ahora, con el colegio, aprovecho para estar con la pequeña y jugar con ella, y cuando sale la mayor intento jugar con las dos.
Es cierto lo que te comentan, cuando la peque camine te darás cuenta que empiezan a jugar entre ellas. Las mías ahora juegan mucho ellas solas, se pelean también por supuesto, pero son muchos los ratos que interactuan entre ellas. Se protegen y se cuidan entre ellas.
Si te vas a sentir mejor pídele perdón, dile que no te dabas cuenta de cómo se sentía, pídele su ayuda para encontrar el equilibrio. Pregúntale qué podéis hacer para que todos estéis contentos.
A veces las soluciones son más sencillas de lo que pensamos y te puede sorprender mucho.
Es cierto que el ser madres supone que estemos siempre preguntándonos si lo estamos haciendo bien. Es un camino largo en el que aprendemos a la vez que nuestros hijos, y como todo proceso de aprendizaje, hay que errar para aprender de nuestros fallos.
Yo he descubierto que tengo un demonio interior que cuando el cansancio me vence se apodera de mí y me hace pegar unos chillidos que tiemblan las paredes de casa. Cuando me noto así, me repito una y otra vez que yo soy la adulta y que mi hija espera que yo controle la situación puesto que ella no tiene los medios para hacerlo y yo sí.
Esa sensación de no dar todo el tiempo también la he tenido y la sigo teniendo, me pasa con la pequeña. El año pasado Selena no iba al colegio y tenía la sensación de no poder estar con la pequeña todo lo que necesitaba, por eso el dormir a su lado y darle el pecho me daba esos momentos de tu a tú entre las dos.
Con Selena he tenido alguna temporada de demandar más mamá, temporadas que han coincidido con más gracias de su hermana o con alguna enfermedad. Se ha solucionado hablando con ella y dando más tiempo.
Ahora, con el colegio, aprovecho para estar con la pequeña y jugar con ella, y cuando sale la mayor intento jugar con las dos.
Es cierto lo que te comentan, cuando la peque camine te darás cuenta que empiezan a jugar entre ellas. Las mías ahora juegan mucho ellas solas, se pelean también por supuesto, pero son muchos los ratos que interactuan entre ellas. Se protegen y se cuidan entre ellas.
Si te vas a sentir mejor pídele perdón, dile que no te dabas cuenta de cómo se sentía, pídele su ayuda para encontrar el equilibrio. Pregúntale qué podéis hacer para que todos estéis contentos.
A veces las soluciones son más sencillas de lo que pensamos y te puede sorprender mucho.
