Se que hay niños con los que es más fácil negociar que con otros. Se que cuando nuestros hijos responden a lo que les enseñamos nos sentimos bien, igual que los padres que emplean el autoritarismo con sus hijos. Y se que cuando les decimos las cosas mil veces y no obedecen nos frustramos igual que los padres que utilizan el autoritarismo.
A estas alturas de mi maternidad no tengo claro qué camino es el mejor y tengo menos claro aún qué resultados voy a obtener con el camino que he elegido seguir.
No se si razonar sea mejor que dar órdenes o mejor dicho no sé qué "es mejor." Confío, quiero confiar en que le estoy dando a mis hijos las mejores herramientas que puedo darles para la vida pero no sé cómo vayan a reaccionar ellos ante ellas.
No tengo ni idea de cómo serán como adultos ni de cómo criarán a sus propios hijos. Y no sé si de adolescentes o de adultos me cuestionaán y se enopjarán conmigo o si me buscarán para que les acompañe en su propia maternidad /paternidad.
Lo único que tengo claro a estas alturas de mi vida es que prefiero educar desde el amor que desde el poder, porque a mi me resulta más gratificante amar a mis hijos que mandarles. Pero no sé cómo van a ver ellos esto cuando sean grandes. Y si les soy sincera hoy por hoy no me preocupa. No ejerzo mi maternidad esperando que llegue el día en que mis hijos me lo agradezcan. Soy yo quien cada día que pasa tengo más cosas que agradecerles a ellos por permitirme amarles y criarles desde el amor.