Conozco otros niños de su edad y ninguno es tan berrinchoso ni monta los espectáculos que damos nosotros.
Por ejemplo:
Nunca obedece cuando le mando venir a vestirse o a merendar o cuando le digo que no toque algo. Si quiero tengo que ir a buscarle y a veces me cuesta traerle para hacer lo que sea.
Ahora monta casi siempre un numerito cuando intento meterle en la silla. Da igual que le explique que tenemos prisa o que es de noche, él erre que erre que quiere ir andando o al cuello o de cualquier otra manera. Al final acabamos peleados y yo con una sudada inmensa tras forcejear para atarle en la silla.
A veces le da por no querer salir de la bañera, o cambiar el pañal, o levantarse de la cuna, o desvestirse, o lo que sea, y la cosa se pone tan complicada que acabamos a gritos y empujones. SÍ, YA SÉ QUE NO ES LO CORRECTO, pero es que me hace perder completamente los estribos.
En cuanto a las comidas, sé que estoy recogiendo lo que antes coseché. Como nunca le gustó demasiado la fruta, yo siempre le iba dando un poco de cada cosa y cuando ya no quería más de lo que fuera, lo retiraba y le daba otra fruta. Y claro, ahora la cosa es así:
Pedro: "Queeeeero..... mandarina"
Le pelo la mandarina, se la troceo, se come unos pocos trocitos y dice:
Pedro: "No quero más mandarina, queeeeeero.... pera".
Y así sucesivamente. Al final si me paro a pensar, casi no comió nada de fruta y he tirado un montón a la basura, además de lo mucho que tardamos en las comidas.
No sé. Otra vez que me quejé por el mal comportamiento me reñisteis un poco porque estaba pidiendo demasiado, pero de veras que no es normal. Su Papá trabaja hasta muy tarde por semana así que sólo lo ve los fines de semana y todos los sábados volvemos a casa de dar una vuelta todos deprimidos porque hemos hecho algo para que Pedro se divirtiese y al final montó un pollo, como siempre, por la cosa más estúpida, y nos da rabia hacer cosas pensando en él, y dedicarle mucho tiempo y mimos y cariños, y que nunca parezca suficiente. De verdad que me da mucha pena.
Le he criado con cariño y atención. Le hablo mucho, le leo cuentos, cantamos canciones, le cojo al cuello cuando me lo pide. De veras que me esfuerzo para intentar ser una buena madre, pero a veces me dan ganas de rendirme.
Gracias por oirme.