Véreis, esta Semana Santa vinieron unos amigos a pasar unos días, entre ellos una pareja con un hijo de la misma edad que el mío, 4 años, aunque mi hijo es 7 meses mayor. Pues el niño estuvo los diez días pegando, escupiendo, arañando, pellizcando, etc. a mis hijos. Esto me molestó mucho, pero lo que más me molestó fue la actitud de los padres ante este comportamiento. Somos, más o menos, de las mismas ideas en cuanto a crianza, pero la madre me parecía excesivamente blanda; si su hijo le daba un puñetazo al mío (literal): "Cariño, eso no se hace" en el mismo tono que "Cariño, que dibujo más bonito has hecho"; me pareció poco firme. A ver, que yo reconozco que me paso de firmeza; de hecho en esos días, riñéndole por no sé qué, mi hijo me suelta "No te quiero cuando me miras así y me hablas tan despacio", a lo que mi compañero añadió que parecía una psicópata; vamos, que alomejor veo las cosas con ojos de madre dura.
Por otro lado, el padre, permisividad total: que ésto son cosas de niños, que "la naturaleza ya hará su trabajo" e insinuó que mi hijo era un blando porque ante eso lloraba y se chivaba (por contra, mi hija, de casi 3 años, respondía pegando). Todo esto aliñado con los comentarios del resto del personal, que mi hijo es un llorón, que es un cagón, un chivato, que no le estamos enseñando a defenderse, que va a ser carne del acoso escolar, etc. Para vomitar.
Mi hijo no respondía a la agresiones porque tiene más o menos interiorizado lo de "no se pega", que lloraba porque le hacían daño y que se chivaba porque tiene cuatro años, le faltan herramientas para resolver conflictos y confía en los adultos (sus padres) para que intervengan y le protejan. Y no entiendo porque a la gente le cuesta tanto entender esto. Qué sólo tiene cuatro años!!!. De la misma manera, que el otro niño también, y tampoco es carne de prisión ni será el futuro acosador escolar... Vamos, que tengo una joya de colegas...
A lo que voy. Sí me preocupaba las herramientas para enfrentarse a personas que no responden igual que uno a los conflictos. Lo que yo veo de D. con su hermana, en el parque o lo que me cuenta y me cuentan de la escoleta es que no pega, que habla, convence, negocia, cede; a veces se enfada, discute y grita (y a su hermana alguna vez le pega), otras se va "al baño a relajarme que estoy muy nervioso"; a veces llora, y otras tiene explosiones de rabia y tira algo (estamos trabajando en ello). Y cuando no sabe qué hacer recurre a los adultos. Pero la mayoría de niños que le rodean son como él y están rodeados de adultos que intervienen cuando es necesario. Con dos excepciones: su hermana (pero creo que es otro tema) y un niño en la escoleta que pega, a todo el mundo, y D. se aleja de él ("No es mi amigo"), dentro de lo que puede porque son 8 en el aula.
Pero un día se encuentra con un niño que le pega constantemente, del que no puede alejarse (y me pareció que tampoco quería -también otro tema-) y con unos adultos que o no decían nada (el padre), o eran muy blandos (la madre), o le daban mensajes contradictorios con los que suele recibir -"deja de llorar y pégale tú"- (mis amigos), y unos padres impotentes sólo capaces de consolarle.
Teníamos permiso para reñir al otro niño, sin éxito, y el penúltimo día, mi compañero, harto ya, le dijo al padre que si no controlaba a su hijo, se vería obligado a decirle al mío que le devolviese la ostia, y no quería hacerlo. Y es verdad, no queríamos ni queremos hacerlo; no queremos que aplique la ley del más fuerte, sino que razone, que argumente, que negocie, que huya del conflicto si es preciso. Pero al final de todo el viaje sí aplicó la ley del más fuerte, le soltó un ostión al otro, y le sirvió, porque almenos durante unas horas el otro niño no volvió a molestarlo; todos nuestros colegas le "aplaudieron", incluido el padre, menos nosotros, claro, que le reñimos.
No creo que haya aprendido una lección definitiva, pero me surgen las dudas ¿lo estamos haciendo bien? ¿no le estamos educando para sólo una parte del mundo? ¿qué hará con la otra parte? ¿cómo no recurrir a la violencia cuando parece que es lo único que funciona? ¿qué herramientas tiene para hacerse respetar? Así estoy, con dudas.
Durante el viaje, de vez en cuando le decía "No te dejes pegar"; pregunta-respuesta de D.: "¿Y eso como se hace?".
Bueno, insisto, no sé si es un desahogo o espero que alguien me diga algo. Ni siquiera sé si me he explicado bien.
Siento lo largo.
Besos