Ante una misma circunstancia cada persona reacciona y actúa de manera diferente. Enseñar a nuestros hijos a tener una visión positiva de todo cuanto acontece y a buscar las posibles soluciones a sus problemas es todo un reto para los padres. ¿Qué podemos hacer los padres para que nuestros hijos piensen en positivo?
1. Pensar en positivo
2. Seguridad y autorrealización
3. Cómo enseñarles a pensar en positivo
1. Pensar en positivo
Pensar en positivo consiste en tener un hábito de pensamiento en el que exista una renuncia inmediata a pensamientos negativos y que, espontáneamente, busquemos soluciones a los posibles problemas u obstáculos que se nos puedan presentar.
Consiste en tener una visión positiva de los acontecimientos. Es decir, creer en el buen desenlace de los acontecimientos y, en el caso de que esto no sucediera, en lugar de pensar en el problema en sí mismo, pensar en las diferentes alternativas para que alguna de ellas pueda ayudarnos a encontrar la mejor solución.
Es aprender a ser paciente ante factores que no dependen de nosotros y ser consciente de nuestras limitaciones en este sentido.
2. Seguridad y autorrealización
Autosuficientes. Es importante ayudar a los niños a que se valgan por sí mismos.
La formación de nuestro hijo como persona es una tarea a la que hemos de dedicarle tiempo y paciencia. Hacer que sean personas seguras y maduras, con ideas claras y con conocimiento y criterio sobre las cosas, será fundamental para que aprendan a tener una visión y actitud positiva ante la vida.
Debemos procurar que nuestros hijos sean personas autosuficientes y con confianza en ellos mismos, que les importe más la opinión que tengan ellos sobre sí mismo que la que puedan tener los demás. Lograr que crezcan sin necesitar el reconocimiento ni la aprobación de los demás sino como personas autosuficientes que tienen unos objetivos en la vida y hacen todo lo posible por conseguirlo.
Enseñándoles a confiar en sus posibilidades y en su capacidad para resolver las dificultades, serán personas con capacidad resolutiva y con una visión esperanzada y positiva sobre todo lo que les acontece.
Los padres pueden lograr que sus hijos se sientan seguros a través del afecto que les transmiten. Cuando un niño tiene la certeza de que en todo momento puede contar con sus padres, viendo en ellos a personas que le quieren, enseñan y ayudan, va creciendo en seguridad y con emociones y pensamientos positivos, debido a la seguridad que se le transmite a través del afecto. Los padres son los pilares fundamentales de la vida de un niño y con los que cuenta en todo momento de manera incondicional.
3. Cómo enseñarles a pensar en positivo
Aunque la facultad de ser positivo cuando más se aprende es durante la infancia, hemos de tener en cuenta que a lo largo de nuestra vida podemos ir adquiriendo esta cualidad. Veamos algunas sugerencias para enseñar a nuestro hijo a tener un pensamiento positivo:
- Enseñarle a enfrentarse a los retos. Desde muy pequeños debemos ir poniéndoles pequeños retos para que poco a poco vayan superándolos. Al principio, pueden contar con nuestra ayuda y colaboración, pero con posterioridad debemos dejarlos a ellos solos. Consiste en ayudarles a superar las dificultades y hacer que confíen en su capacidad resolutiva. Así, por ejemplo, los puzzles y construcciones son juguetes que en principio son un reto para ellos y lograrlo supone todo un éxito.
- Realzar sus puntos fuertes. Debemos observar cuáles son sus puntos fuertes o cualidades más importantes y hacérselo saber valorándoselas y dándole oportunidades para demostrarlas.
- Elogiarle. Cuando nuestro hijo ha realizado un gran esfuerzo, debemos valorarlo y elogiarlo, tanto si ha conseguido su objetivo como si no. No podemos olvidar felicitarlo cuando logran pequeños triunfos: aprender a montar en bicicleta, aprobar un examen, un trabajo bien hecho, etc. Los elogios afectan positivamente a la autoestima y son fundamentales para enseñarles a mantener un concepto positivo sobre sus capacidades.
- Conseguir éxitos. Puede ser muy beneficioso para los niños conseguir éxitos de vez en cuando, sobre todo si recientemente han tenido algún fracaso. Para ello, debemos buscarle alguna tarea que sean capaces de realizar con éxito. Obtener éxitos por sí solos les sirve de aliciente para superarse y buscar objetivos cada vez más complicados.
- Los padres como ejemplo. Los niños imitan las conductas de los padres y se dejan llevar por la visión que ellos tengan de lo que les rodea. Hemos de tener en cuenta que cuando los padres se enfrentan a los problemas o contrariedades de la vida, los niños observan e imitan su actitud.
Debemos aprovechar estas ocasiones para demostrarles cómo nos enfrentamos a los problemas u obstáculos y qué hacemos para solucionarlos. Nuestra forma de actuar y de aceptar las adversidades influirá en ellos. Es fundamental, por tanto, mantener una actitud positiva en todo momento y no dejarnos llevar por el desánimo.
Dª. Trinidad Aparicio Pérez
Psicóloga clínica. Psicóloga escolar