(redactada con cariño y con bastantes dosis de vergüenza).
Estimado Carlos:
Permíteme que te tutee aunque nadie nos haya presentado puesto que desde que soy madre has sido y eres una mano tendida en nuestro camino:
- Lo fuiste las primeras semanas, cuando comenzamos a colechar, fuiste el empujoncito que necesitábamos con “Bésame mucho”.
En bajito te cuento que estando embarazada, ya de ocho meses, oí por primera vez tu nombre ligado a la palabra “colecho”. Fue durante una reunión de LLL a la que asistí por pura curiosidad. Mi monitora posteriormente me recordaba que recordaba mi cara de “sorpresa” y estupefacción conforme ella se iba explicando. ¡Pues claro!, ella describía justo lo que todo el mundo insistía en que no debía hacer cuando llegara nuestro bebé.
- Lo fuiste al año cuando comenzaron las críticas porque mi hijo comía poco y tomaba mucho pecho (da igual si está hecho un “tiarrón” como es el caso, sencillamente las cosas no se hacían así). Alrededor de sus 18 meses tuvimos la oportunidad de asistir a una charla que ofreciste en nuestra ciudad. Respiré tranquila pero me quedé con ganas de un “tête à tête” en el que poder abrasarte literalmente a preguntas.
- Lo fuiste cuando atravesamos los dos años de lactancia y tuve que oír que mi leche ya no servía de nada, ni siquiera para pasarle defensas y que impedía a mi hijo inmunizarse por sí mismo (además de otras lindezas que tengo grabadas a fuego). Aunque tengo que en justicia debo decir que aún hoy (32 meses de lactancia al día de escribir esta carta) hay quien me anima y me felicita, quien nos respeta.
- Lo eres ahora, cuando aún sigo caminando o mejor dicho nadando a contra corriente. Cuando tras una mala racha se me queda el ceño fruncido y casi casi se puede ver el nubarrón sobre mi cabeza.
Dos años y medio después colechamos, tetamos y seguimos despertándonos mucho. A veces me entra lo que llamo “el yuyu” y me bombardean dudas y angustias (una, que si no piensa demasiado, revienta, ¡qué le vamos a hacer!). ¿Se destetará algún día? Dormirá de tirón? He hecho bien dándole pecho como consuelo? Debería ser yo la que iniciara algún cambio en estas rutinas? En fin….. lo que tantas y tantas veces habrá oído y leído de muchos padres preocupados. Nosotros nos acercamos a “la ¿meta? de los 3 años”, esa en la que se supone que la mayoría de los niños duermen bien y al ver la etapa por la que pasa el mío…. pues para qué negarlo…..vuelven los miedos. Y eso que como puedes ver, aquí estoy en casa, estoy arropada gracias al foro Dormir sin Llorar.
Tengo en mis manos tu último libro, que debo confesar, empecé a leer un poco, digamos, dubitativa pensando que lo más probable es que, dada la edad de mi hijo, las respuestas ya me llegaran un poco tarde. Ay, incrédula de mi, al contrario…… es un alivio leer a tantos padres con las mismas preguntas, un alivio reconocerme en más de una carta, un alivio saber que en el mundo hay niños de la edad de mío que tienen “comportamientos calcados”. Es un alivio o una alegría leer a alguien que aún confía en nuestro instinto de madres. Y es un placer poder sonreír, poder reír al leer alguno de tus comentarios con ese humor que tienes y que le da a las cosas un toque de normalidad, de simplicidad. Eso es, haces que todo parezca sencillo.
Decididamente creo que tienes esa virtud, la de tranquilizarnos, que es lo que necesitamos la mayoría de nosotros para poder dejarnos llevar, sin que nos puedan los sentimientos de culpa ni nos lleven los demonios.
Es una pena que nos tengan que recordar lo que significa ser padres, lo necesario que es el contacto y el amor para nuestros bebés pero al mismo tiempo es importante que aún quede gente que lo sepa y que quiera recordárnoslo, que nos ayude a reaprender, a recuperar nuestro instinto.
Un saludo.
"Gigoló" (vividora) de la maternidad
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Yo de mayor quiero ser.... EMPODERANTE
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