El caso es que yo llevaba en la cabeza el manual bien escrito. La dejo sonriente, me despido -ESO ES FUNDAMENTAL- y me voy como si nada. Llore o patalee tengo que ser cariñosa pero firme.
Y ahí llegan las cinco de la tarde. Bajamos del coche y mi hija tirando de mi como una loca "al cole, al cole". Entro por una puerta: "Hola, esta es Claudia, es su primer día", "Es del 2006?" "Sí", "pues es la otra puerta". Para arrancar a Claudia de esa clase ya tuve casi que arrastrarla, pero es que cuando llamo a la otra puerta, abre la profe y le dice "Esta es Claudia?" y ella le contesta "Sí, hola" y ala! entra sin más y, sobre todo, sin despedirse ella de mí!!!!!. Yo venga a decirle adiós desde la puerta y ella con un gesto levantando la mano a modo de saludo-mama-vete-ya. Además, yo estaba un poco preocupada porque a esa hora los niños ya no estaban jugando, sino sentados alrededor de una mesa escuchando a la profe. Pues ella se puso allí de pie toda interesada a ver qué decía la profe y nada, allí dejó a su pobre madre!!!
La recogí, como me dijeron, al cuerto de hora y estaba haciendo una torre. La tía no se quería venir y me decía "mama, espea". Estoy contentísima porque aunque iba preparada para lo peor se me rompería el corazón si la dejo o me la encuentro llorando. La verdad es que creo que ni se dio cuenta de que me había ido. A ver que pasa mañana, que vamos media hora?
María