Algunos autores me defraudan mucho porque parecen muy tolerantes y humanos, pero luego defienden mano dura y disciplina militar sobre los niños. Pero las opiniones del XIV Dalai Lama no me han decepcionado en absoluto, sino que son coherentes con una persona a quien el budismo tibetano considera la reencarnación del “Buda de la compasión”.
En septiembre dio una conferencia en el Palau Sant Jordi de Barcelona ante 14.000 personas sobre “El Arte de la felicidad”, título de su último libro junto con el psiquiatra Howard Cutler de editorial Grijalbo.(me lo apunto en mi lista de libros interesantes y espero que sea el proximo en leer).
He elegido dos extractos de su discurso: uno es general pero podemos aplicarlo a la educación de nuestros hijos, y otro son sus recuerdos sobre su madre y su receta para la crianza.
“Esta sociedad ha desarrollado el bienestar material hasta extremos nunca conocidos y eso es bueno. Pero es curioso que, pese a todo, existe una creciente crisis a nivel mental. La solución a este nuevo problema no la podemos encontrar en el mercado, no la podemos comprar, ni siquiera en el médico, porque en realidad se encuentra en la compasión y en la bondad”
“Mi madre era una campesina sin educación, pero también una mujer muy cariñosa y bondadosa. Estoy convencida de que gracias a ella yo desarrollé la compasión, mayor o menor, que pueda sentir ahora por los demás. Ella puso la semilla del amor en mi mente. Mi padre era un hombre severo y, si me hubiese educado sólo él, yo sería una persona diferente. Aconsejo dar el máximo afecto a los hijos y pasar el mayor tiempo posible con ellos porque la felicidad de la Humanidad depende de que las nuevas generaciones aprendan a amar más”
En estas sabias palabras están los ingredientes mágicos de la crianza: amor y tiempo.