Ayer a la hora del baño tuvimos una gran crisis, que no supe resolver. Prefiero evitar los detalles.
Pero hoy al levantarlo creo que he manejado las cosas mejor y por eso no estoy tan triste. Volvimos a tener problemas. Por cierto, Pedro ha sido siempre de carácter vivo, pero no sé si desde que empezó el colegio, vamos a pataleta por hora.
Al levantarse de la cuna parecía que la cosa iba bien pero enseguida se torció. Me costó mucho ponerle la camiseta y ya no pude vestirle nada más. Nos fuimos a la trona con él pegando voces, diciendo que quería llorar y no desayunar. Conseguí incrustarlo en la trona y traté de convencerlo para desayunar. No hubo manera. Aunque estaba muy nerviosa porque tenemos que coger el autobús para el colegio y quedaba poco tiempo. Me puse a hacerle la tostada como si nada pasara. Empezó a gritar a viva voz que no quería tostada. Le contesté, lo más calmada que pude, que no se preocupase que era para mí.
Fui y vine y trajiné por allí disimulando mi nerviosismo. Pensé que lo peor sería que se marchase sin desayunar ni peinar, y que con un poco de suerte podría conseguir vestirle. Pedro seguía voceando incoherencias.
Al cabo de 20 largos minutos conseguí que comiese. Ya era otra vez mi niño querido, con su sonrisa y sus juegos, como si nada hubiera pasado.
Así acaban siempre nuestras "peleas" con la diferencia de que esta mañana duró la cosa un poco menos y yo no me siento una mierda por haberle pegado, porque no le pegué y disimulé lo mejor que pude lo alterada que estaba.
En fin, sé que tengo un largo camino por delante, espero poder manejar las cosas mejor cada vez y también que a Pedro se le vaya pasando esa rabia que lleva dentro y vuelva a ser normal, es decir, con sus rabietas esporádicas pero no varias veces al día.
Gracias de nuevo.
Malena