El caso es que Margarita lleva esta semana haciéndose pis encima en la guardería, simpre a la misma hora: a la hora de comer.
Este verano, en junio o julio nos quitamos los pañales y todo fue muy bien. De vez en cuando no controla la caca, o más bien se le escapa un poco y luego ya la termina en su sitio, los pañales de la siesta los saco casi siempre secos y los de la noche es otro cantar por los despertares, pero bueno. Todo sin problemas ni traumas ni enfados ni nada de nada.
En la guardería lleva desde los cinco meses y medio, y casualidad que sigue con una de las tatas desde entonces. Es una guardería donde, evidentemente, tienen su disciplina, pero son bastante de dejarlos a su aire, de respetar los ritmos de los pequeños en la medida que pueden, etc. Ella en teoría va encantada, lo que pasa es que no quiere ir porque prefiere ir al parque a jugar o quedarse con los papás. Siempre, cuando la recojo a las cinco y merendamos, normalmente en algún parque, le pregunto qué tal ha ido el día, qué ha comido, si ha hecho caca, qué ha aprendido, a qué ha jugado... Las tatas quieren que no le de mayor importancia, que son sus pequeñas luchas que tienen y que no hay que darles mayor importancia, que ya se le quitará. Ya tuvo su época que duró un mes, esta primavera, en que no quería comer si no le daba la tata (come ella solita en la guarde desde bien pequeña). En su mayor parte, estoy de acuerdo en lo de no conceder demasiada importancia y no hacer castillos demasiado grandes.
Sé que es por protestar por algo. La única vez que le reñí muy muy enfadada muy muy en serio se lo hizo encima y cuando le pregunté qué había pasado me dijo medio miserablemente medio desafiante: - me he hecho pipí 'empima'- .Se me cayó el alma a los pies, la verdad.
En la guarde dicen que está muy muy rebelde, en casa lo noto también, no hace caso a nada y quiere hacer lo que ella quiera y ella sola; y solo que se le cura cuando estamos las dos juntas y solitas y la dejo hacer cosas: andar sola por la calle (porque se se agarra como una lapa cuando hay que cruzar o es una calle estrecha), no seguirla de muy cerca en sus excursiones (porque vuelve corriendo con la boca abierta a por el bocadillo o se para si le digo que está demasiado lejos), que elija la ropa en una tienda, llevar el móvil ella en el bolsillo (porque sabe que no hay que tocar la tecla verde... ). En cuanto viene papá o hay que hacer muchas cosas se fastidia el tema, pero bueno, paciencia.
Lo peor: ayer no quiso hablar de la guarde. Me cambiaba de tema,como lo oís. Lo intenté toda la tarde y nada, y sólo conseguí que hablara porque en la cena empecé a decirle: - hoy me he enfadado con un amigo en el trabajo- ... - hoy ... y por fin:
-sabes que mi jefe hoy me ha regañado porque me he portado mal?
- sí? porque te levantaste en la mesa de la comida?
...
¿Qué puedo hacer, aparte de seguir dándole cariñito y tener toneladas de paciencia? Me da mucha penita pensar cómo puede llegar a sentirse ella para hacerse pipí encima. A veces le enseño que si tiene mucha rabia se vaya al rincón de la cocina y grite y patalee un poquito que co neso se pasa... pero no es suficiente...
Perdón por el tocho, pero me imagino que os ocurrirá también: no escribes tanto para que te lean como para ordenar tus ideas, porque escritas cobran una nueva perspectiva, no os pasa?
Gracias por leerme.
Un beso a todas.
Edito porque me dejo algo que creo importante: yo me estuve haciendo pis en la cama hasta bastante mayorcita, evidentemente como veo ahora como protesta contra la autoridad materna (que no lo era tanto pero yo lo vivía así). El papá me confesó una vez que también (en sucaso, 'con razón').