Con todo eso quiero decir que no puedo cambiarla de centro ni dejarla en casa.
Pero ha ocurrido lo que más temía. Nos ha tocado la única educadora de todas que no nos gusta. Es muy gruñona, pero lo peor es que está obsesionada con la comida. Sé por distintas fuentes que obliga a los niños a comer, con malas palabras y malas formas. El resto de las actividades no es tan problemático porque están siempre al menos dos y la otra educadora y las dos auxiliares son encantadoras.
Así que me he llevado un disgusto enorme. He pensado sobre la posibilidad de hablar con la directora, pero he desisitido porque creo que va a ser peor. Estoy convencida de que no va a a cambiarla de grupo y además puede ser hacer entrar a mi hija con mal pie en el colegio donde probablemente va a estar hasta los 16 años.
Así que no me queda más remedio que cambiar el horario de mi media jornada. En lugar de trabajar de 9 a 12,30 como hasta ahora trabajaré de 8 a 11,30 para evitarle la hora de la comida. Para mí es un horario muy malo, porque las dos primeras horas se me van de reunión en reunión y luego no me va a dar tiempo a nada. Ya andaba sobrecargada así que laboralmente va a ser un año muy malo, teniendo en cuenta que los morros de mi jefa ya llegan a Nueva Zelanda y que se pasa la vida fastidiándome sutilmente.
Hasta aquí el desahogo. Para lo que pido consejo es para lo siguiente. No me dejan quedarme un rato para hacer la adaptación, aunque con mi otra hija siempre me habían dejado. Todos los meses de septiembre he pedido excedencia para ello y me dejaban quedarme una media hora dos o tres días. El centro es privado y no hay adaptación de ninguna clase, pero suelen ser muy flexibles. Este año no sé qué ha pasado que no. Yo he ido ya dos veces con mi hija al aula a hablar con la educadora y disimulando me he quedado 10 mintuos mientras mi niña inspeccionaba el terreno. Tendré que conformarme con eso. Para la semana que viene se me ha ocurrido esto: que vayan las dos con el padre a las 8,30 que es cuando entra la mayor. Así estarán la primera media hora juntas en la guardería, luego las separarán cuando cada una vaya a su aula y en diez minutos o media hora voy y me la llevo. Tiene la ventaja de que mi marido es muuuucho más tranquilo que yo, que lo paso fatal y soy incapaz de poner cara de póker, y de que la primera media hora estará con la hermana. ¿Créeis que le resultará más fácil así? Primero se despide de mí en casa, luego del padre en la guarde, luego de la hermana, media hora allí y voy a buscarla. ¿O va a ser un poco estresante y mejor la llevo yo en un momento más tranquilo cuando ya no lloren los demás niños y puedan hacerle más caso a ella?
Gabriel Miró