Puse el interfono y dejé la puerta de la habitación entreabierta por si acaso. Lo hice así porque sabía que cuando se despertara me pediría teta y me iba a ser más cómodo llevármela al salón y en el chaislonge darle el pecho allí mientras que yo estaba tranquila ahí. Todas las noches lo hacemos así, ella a mi lado dormidita y yo puedo leer, ver la tele y al menor movimiento la vuelvo a dormir.
Bueno pues a las 11 oimos un ruido como si golpearan algo y de pronto oigo un llanto, salí disparada a la habitación y me encontré a la pequeña abriendo la puerta y llorando a grito pelado con una congoja como nunca la había visto, totalmente asustada llamándome. Se había soltado ella sola de los arneses, se había pasado a la cama y de la cama había bajado al suelo. No nos llamó, sólo lloró cuando tuvo dificultad (al estar medio dormida) abriendo la puerta.
Tardé más de una hora en tranquilizarla, se quedaba dormida pero sollozaba y se apretaba chillando. Ese rato que estuvo llorando (que sólo fueron un par de minutos, que mi casa es muy pequeña) la traumatizó. Se debió sentir tan sola que su cerebro reaccionó como hacen el de todos los bebés, activándose la parte que corresponde al miedo.
Cuando se durmió y mientras que observaba su sueño intranquilo me preguntaba ¿cómo se puede ser capaz de dejar llorar a un niño? ¿qué angustia deben sentir esos pequeños cuando sus padres los dejan en la habitación solos llorando y sin atenderles? ¿cómo no van a aprender a dormir solos si estando en ese estado de angustia sus padres no son capaces de cogerlos en brazos y consolarlos? ¿Ese es el ejemplo que dan, a no escuchar sus necesidades, a enseñarles que como no me dejas dormir pisoteo tu necesidad y te hago sufrir? A que de mayores sean unos adultos insensibles a las necesidades de los demás. ¿cómo van a tener empatía si sus padres no lo han tenido con éllos?
No se pero ya la vida les tratará muy injustamente y tendrán muchos momentos de sufrimiento para que innecesariamente les hagan llorar. Los padres, como personas responsables de los niños, como educadores tenemos la obligación y el deber de cuidarlos, de quererlos, de enseñarles cualidades del ser humano, de educarlos para que de mayores sean unos adultos seguros de sí mismo y puedan enseñar lo mismo a sus hijos.
Se olvida muy pronto lo frágiles que son los niños y que para ser adulto antes hay que ser un niño.