Me gustó mucho, en el prólogo de "Dormir sin lágrimas", la idea de hacer esperar al jefe, cuando nos reclame, cada día un minuto más.
Se me ha ocurrido que, ya que "el Dr." dice que los padres de niños pequeños tenemos derecho a dormir toda la noche de un tirón, comunicaré este hecho a mi empresa y me negaré a acudir cuando me programen el turno de noche, ya que tengo derecho al sueño nocturno.
En fin... A mi hijo quiero tratarle, como mínimo, igual de bien que a mi jefe. ¿Le estaré malcriando?
Salu2,
Josep M.