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De colecho, crianza con apego y "otras yerbas" (expresión argentina informal que significa "etc").
Recién escribía un comentario en mi propio blog, respecto de la entrada "Reflexiones de Rosa Jové", contestando a dos comentarios de dos lectoras del blog. La entrada de "Reflexiones de Rosa Jové" trata de reflexiones de esta gran autora, donde jugando con "No estoy en contra del método (Estivill)" de algún modo, si bien no está en contra, no lo comparte (y por lo tanto, no lo aplica). En mi comentario escribía que yo no conocía este método (Estivill) cuando nació mi hijo. Me habían sugerido un libro "Duérmete niño", pero nunca lo compré. Por supuesto, no faltaron las opiniones no solicitadas de "dejalo que llore hasta que se duerma" que yo nunca pude aplicar. Los primeros meses, mi hijo dormía en su cuna a mi lado, hasta que el cansancio, la soledad (el papá de mi hijo trabajaba de noche, así que no había quien me sostuviera a mí, quien me acompañara), y otros etc hicieron que empezara a dormir con mi hijo en mi cama. Por supuesto, yo, con mucha culpa, todo el mundo opinaba una cosa, y yo hacía lo contrario... Pasado un tiempo de esta situación, la culpa crecía, las críticas también (mi hijo casi tenía un año), entonces empecé a buscar ayuda por internet. Puse en Google "cómo hacer volver a tu hijo a su cuna", y entre muchos links apareció la palabra "colecho" (palabra desconocida para mí en ese entonces), y empecé a leer y a informarme. Así me enteré que estaba "colechando" con mi hijo, que lo que yo estaba haciendo en realidad viene de la historia de la humanidad (no era nada nuevo lo mío); que en la sociedad oriental es algo que en realidad sigue existiendo y por eso en esa sociedad no hay una palabra para denominar la "muerte súbita del lactante" porque no existe; y muchos beneficios más; que eso de "el niño en su cuna en su pieza" es un reciente invento occidental, hermano del "no le hagas upa que lo malcrias" (otra cosa que nunca me salió, dejarlo llorar y no hacerle upa). Como pueden leer, al principio fui una madre que escuchaba a su corazón con muchas culpas y críticas: hacía upa cuando se suponía que debía dejar llorar en el cochecito o en la cuna, dormía con mi hijo en lugar de dejarlo llorar en su cuna. Todo mal, según algunos/as... Hasta que me dije "Basta". Y decidí bajar el volumen de las opiniones no solicitadas (aunque no voy a mentir, a veces todavía me enojan), para poder escuchar a mi corazón sin culpas. Mi hijo ahora quiere upa, y si lo pide, es porque lo necesita. Entonces se lo doy. Y nos abrazamos en ese upa. Porque dentro de unos años, no va a querer ni que le dé un beso delante de los amigos, entonces debo aprovechar ahora. Y si bien ya hace unos meses no duerme en mi cama, mi cama tiene "tres plazas": las dos plazas de mi cama, y su camita pegada a la mía. Está claro el "territorio" de cada uno: mi cama tiene sus sábanas y acolchado, y su camita, sábanas de JayJay (un avioncito de un dibujito) y acolchado de Cars (su personaje favorito). Cada uno se duerme en su cama, y si en medio de la noche él lo necesita, se cruza, y luego solito se vuelve a su cama, y cuando durmiendo se ve que tiene una pesadilla, yo enseguida lo toco, y se le pasa. Y lo más bello, él no se duerme llorando: él se va durmiendo en mis brazos, hasta que solito se acuesta en su cama y me da la mano. Yo ya venía con estas decisiones y esta mentalidad, y empecé mi blog, un deseo muy grande que venía postergando. Pensaba nombres, en un momento pensé en "Mujeres madres", porque creo que las mujeres que somos madres somos mujeres de otra manera (ni mejores ni peores, distintas a las que no son madres), y luego pensé en "Maternarte", porque la idea es que nos maternemos entre las madres, que nos sostengamos, que nos apoyemos. Y, casualidad o causalidad, fue lo que encontré en este espacio, en esta Cibertribu o Red de madres 2.0, madres compartiendo, confraternizando, con la idea de sostenernos, de apoyarnos, y pude comprobar que no soy la única madre que "peca" colechando o haciendo upa u otros etc... no estoy tan loca ni tan equivocada ;) o al menos no soy la única :) Y ahí viene la cuestión que quisiera rescatar. Porque dentro de las mismas mujeres (acá los hombres no tienen la culpa) existen todavía dos grandes bandos, dos polos opuestos, en algunas creencias de la maternidad. Y no está mal que haya diferencias de criterios. Creo que lo más importante es aprender a aceptar las diferencias. Porque todas las madres hacemos lo que creemos mejor para nuestros hijos (no creo que ninguna haga las cosas mal "a propósito"). Unas madres creen en el método Estivill, otras lo detestan; para bien o para mal, cada madre hace lo que cree mejor para su hijo, aunque no estemos de acuerdo en la técnica. Algunas madres quieren/deben trabajar, otras pueden quedarse en su casa con sus hijos; ok, no existe necesidad de estar criticando si la otra hace esto o aquello simplemente porque tomó una decisión diferente de la nuestra. Algunas madres y sus bebés son felices con el colecho, otros bebés son felices durmiendo en su cuna; fabuloso para el binomio madre-bebé que encuentra lo mejor para ellos. Y así podría seguir, con muchas diferencias más que sería bueno que aprendiéramos a aceptar, porque cada madre hace lo mejor que puede. Ya lo escribí en otra entrada anterior, "Los hermanos sean unidos...". Más allá de nuestras diferencias, unamos nuestras fuerzas para conseguir aquellos cambios en los que sí coincidimos.
"Gigoló" (vividora) de la maternidad
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Yo de mayor quiero ser.... EMPODERANTE
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