Información general noticias, estudios, reflexiones... relacionados con el sueño infantil.

Moderadores: lolilolo, Titoi, Yuziel, rafi., Tote, Trece, nuriah, rosalina, ilargi, Kim, xirimiri

  • Advertisement

Avatar de Usuario
por Malefica
#350220 Artículo de Violeta Alcocer, psicóloga.

http://atraviesaelespejo.blogspot.com/2 ... tacto.html

"¿POR QUÉ EL BEBÉ NECESITA CONTACTO?

Mucho se habla del vínculo y su relación con el contacto, pero no todo el mundo llega a comprender lo que representa para un recién nacido o el niño de meses el contacto directo y constante con su familia (madre, padre, hermanos).

El bebé que nace no tiene a su disposición la capacidad cognitiva que tiene el niño que ya simboliza. Es decir, el bebé que nace y durante un tiempo variable no cuenta con “objetos internos”, que vendrían a ser algo así como representaciones interiores de las bondades de los que estamos fuera.

Así, el niño de aproximadamente tres años en adelante ya es capaz de “sentir” a su madre aunque esta no esté cerca, pensar en ella, incluso figurar lo que ésta le diría en una situación dada: la ha incorporado, ha interiorizado el vínculo y gracias a esa interiorización puede permanecer emocionalmente sólido en su ausencia. Puede crecer.

Pero el bebé no cuenta con estas representaciones porque todavía no ha podido incorporar su relación con los demás y la única forma de sentir el “contacto” es tenerlo y mantenerlo de la forma más concreta posible. No tiene capacidad de evocar, no tiene capacidad de retener, salvo pequeñas gotas de las grandes dosis de amor y contacto que se le deberían dar a diario.

Cuando un bebé o un niño permanecen solos, en la cuna, en el carro, en la habitación.. no están en contacto con nadie salvo consigo mismos y las pocas representaciones internas que hayan podido generar hasta la fecha.

Pensemos detenidamente en este hecho porque hay que hacer un esfuerzo para comprender la realidad del bebé, tan distinta de la nuestra.
Un niño mayor o un adulto tumbados en una cama pensamos en lo que hicimos durante el día, nos acordamos de nuestro amigo o nuestros seres queridos, evocamos una comida que nos apetece, tarareamos una canción o nos decimos a nosotros mismos que en seguida llegará aquel a quien amamos.
Un bebé o un niño pequeño tumbados en una cama o cuna, sólo puede mirar allá donde alcanza su campo visual y tener sensaciones (sensoriales fundamentalmente) en forma de agrado o desagrado.
Por lo general el instinto juega aquí un papel fundamental, desde el momento en que pone al niño en la necesidad imperiosa de permanecer cerca de sus figuras de apego (son de apego porque son las figuras de las cuales el niño obtiene el mayor número de representaciones de sosiego, contención, criterios de realidad, etc..).
El instinto suele movilizar todos los recursos del bebé y del niño para obtener aquello que necesita para poder madurar en condiciones: contacto, relación con otro, alimento y vínculo.. pero lo hace a través de una comunicación "fisiológica", es decir, lo hace a través de sensaciones de agrado o desagrado que harán que el bebé esté tranquilo o se queje de alguna manera.
Así, las sensaciones de desagrado son casi siempre referidas a “estómago vacío” (que traducido sería algo así como “necesidad de estar cerca de la teta de mamá”), “frío” (que traducido es “necesidad de calor humano a ser posible”), “quietud” (que es “necesidad de ser movido, acunado, levantado, abrazado, acariciado”), etc. Sensaciones básicas desagradables que, en realidad, significan a un nivel profundo mucho más de lo que puedan parecer a simple vista: porque todas ellas son necesidades a priori fisiológicas, pero que le aseguran al niño el contacto, es decir entrar en relación con otro.
(Muchos niños mayores suelen utilizar todavía este lenguaje del bebé recién nacido cuando a través de quejas “fisiológicas” –agua, pis, hambre, etc..- están mostrando necesidades más profundas).

Es cierto que un niño puede permanecer solo y tranquilo si su temperamento es calmado y nada le incomoda especialmente, o si el clima general es de contención y abrigo, pero también puede permanecer solo y tranquilo si sus intentos previos por permanecer en contacto han fracasado y el pequeño permanece “desvinculado”, es decir sin una relación que echar de menos.

Por eso, suele preocupar más un niño que no demanda nada que aquel que sí lo hace. El que demanda tiene claro lo que necesita y eso significa que ya hay existe en él la huella del contacto profundo, que está en relación con otro al que necesita, es decir que cuenta con una o varias figuras de apego que le proporcionan un vínculo desde el cual hacerse a sí mismo.

Supongo que merece la pena reflexionar sobre estos hechos y, sobre todo, admirarse de la capacidad del bebé humano para, con sus aparentemente limitados recursos, asegurarse de una forma tan sofisticada el mayor alimento de la especie humana: el amor.

Violeta Alcocer.
Publicado por violeta alcocer."

Miss Maléfica dixit.
"Gigoló" (vividora) de la maternidad
¡Va por Queli!
Yo de mayor quiero ser.... EMPODERANTE
¡Va por Lolilolo!