El caso es que las niñas tienen muchísimo apego por mí y muchísimo menos por él. Reconozco (y él me reconoce) él que soy más paciente, más cariñosa. A él le encanta jugar con ellas y en muchas ocasiones creo que se excede, por ejemplo: les hace cosquillas, ellas le piden que pare, él no lo hace porque le parece divertidísimo.
Él dice que cada uno es como es y que él no puede ser como soy yo, obviamente. Pero espera ansioso que empiecen a tener papitis, y esta parece que nunca llega...
Me voy a trabajar cada mañana, las niñas me despiden en la puerta y me dicen que me echarán de menos. Él se marchó una semana por trabajo. No preguntaron por él ni un solo día y eso me preocupa. No me atreví a decírselo a su vuelta, porque sé que se sentiría fatal.
Temo que esto crezca como una bola y vaya a peor. Ellas no tienen mala relación con él, pero hay un enorme desajuste entre los dos.
Y algo que acabo de leer en un artículo no me ha ayudado: "también hay madres acaparadoras que quieren ser las protagonistas absolutas del mundo afectivo de sus hijos, sin admitir interferencias de terceras personas. Aunque el padre tenga toda la buena intención del mundo, puede sentirse excluido de la educación de su hijo".
Gracias por vuestras opiniones...