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Mi nombre es Marta, soy alumna en prácticas y voy a intentar ayudarte con el caso que comentas. En primer lugar, agradecerte que hayas compartido tu experiencia con la comunidad de Dormir sin Llorar, esperamos que entre todos demos con la pauta adecuada para mejorar vuestro descanso. Entendemos lo compleja que debe estar siendo la situación.
Sería necesario analizar si hay signos de enfermedad común (problemas dermatológicos o intestinales), o del sueño (ronquidos, pesadillas, movimiento excesivo...). Así como descartar que algún problema de este tipo esté alterando el establecimiento de rutina de sueño en tu peque. Si se observase, sería adecuado derivar al pediatra para una exploración exhaustiva y la realización de pruebas pertinentes.
Sería adecuado realizar un diario de sueño para registrar todos los momentos en los que la pequeña suele empezar a dormir, despertarse, comer, tanto durante el día como por la noche. Por lo que comentas, la rutina de momento no está establecida con lo que sería el primer paso a realizar.
Además, indicas que la pequeña tiene un diagnóstico de TEA, por lo que para este tipo de trastorno del neurodesarrollo, las rutinas resultan aún más significativas. En este caso, el seguimiento y la coordinación con el especialista en neuropediatría constituye un elemento clave.
Como consejos básicos:
- Llevar a cabo rutinas de sueño: tratar de que duerma a las mismas horas, en la cama colecho sobre un colchón firme, sin demasiados estímulos en la cama, planificar el colecho seguro y pactado entre ambos progenitores, en una habitación con poco ruido y luces, a temperatura 20º. Observar y anticipar signos de cansancio (bostezos, frotarse los ojos...), intentando anticiparnos y que no llegue al momento de dormir demasiado cansada.
- Instaurar un ritual de sueño, canciones, masajes (dependiendo de su sensibilidad sensorial - consultar con su neuropediatra, fisioterapeuta...). El ritual resultará primordial.
- Evitar el uso de pantallas al menos dos horas antes de dormir en la noche, así como actividades demasiado excitantes.
- Proveer estimulación durante el día (al estar en el periodo entre uno y dos años, practicar durante el día aquellos hitos evolutivos que se estén dando (gateo, caminar, etc.), en coordinación con sus terapeutas de referencia (así como el análisis de texturas que tolera/no tolera, antes de emplear el uso de un peluche u objeto de transición).
- Mantener el contacto físico durante el día, observando si tolera el tacto.
- No iniciar cambios de habitación hasta que no haya adquirido adecuadamente la rutina del sueño propia de edades inferiores.
- Observar si aparece la "angustia por separación", en ese caso, planificar si es adecuado iniciar el "plan padre", se requiere más información en torno a estos aspectos y consensuarlos con su terapeuta de referencia.
Mucho ánimo y paciencia.
Berrozpe, M. (2023). Módulo I y II: unas nociones sobre el sueño. En Berrozpe, M. y López, R. La neurociencia del sueño infantil y sus implicaciones en la práctica y atención a la familia. Centro de estudios del sueño infantil. CESI.
Berrozpe, M. (2023). Módulo XIII: el ABC del descanso. En Berrozpe, M. y López, R. La neurociencia del sueño infantil y sus implicaciones en la práctica y atención a la familia. Centro de estudios del sueño infantil. CESI.
Berrozpe, M. (2023). Módulo XVI: el sueño de 1 a 2 años. En Berrozpe, M. y López, R. La neurociencia del sueño infantil y sus implicaciones en la práctica y atención a la familia. Centro de estudios del sueño infantil. CESI.