- Vie, 21 Abr 2023, 12:29
#436217
Buenas Laia, soy Alicia y respondo como alumna en prácticas de la formación de sueño de CESI, además soy pediatra y madre de dos niñas. Voy a intentar ayudarte.
En esta etapa, el aumento de número de despertares y el desajuste de horarios es una constante. Muchas cosas son las que están detrás de esto: la salida de los dientes, están aprendiendo a hacer muchas más cosas que antes, empiezan a gatear, ponerse de pie, luego caminar....y la ansiedad de separación.
Efectivamente, en esta etapa, la ansiedad de separación se hace patente y con ella, el aumento de la demanda de contacto físico tanto de diario como para dormirse. Es normal, es bueno para su desarrollo afectivo. Para transitar esta etapa de la mejor manera posible, es fundamental satisfacer estas necesidades de contacto, porque lejos de “ acostumbrarlo” les ayuda a entender que sí, que su figura de apego está ahí disponible para ellos, se relajarán antes y se evitarán luego problemas en el futuro.
Dicho esto, voy a sugerirte unas recomendaciones para ver si podemos hacer que disminuyan esos despertares:
- Mencionas que sois muy metódicos ( genial!) con el tema de las rutina de noche, en la que el baño forma parte de ella. Teniendo dermatitis atópica es muy importante no bañarlo todos los días, sino más bien, cuantos menos días mejor. En la dermatitis atópica existe, entre otras cosas, una dificultad de generar la capa grasa que tenemos en la piel para que ésta funcione como barrera protectora del organismo. Al bañarnos con agua ( que suele ser calentita) y con gel arrastramos esa capa que tanto le costó fabricar a la piel y es más fácil que aparezcan brotes de dermatitis. Por tanto, te sugeriría que buscárais otra actividad relajante como cantarle, elegir un peluche que él vaya identificando como el peluche que le dice que es hora de acostarse sin que tenga que dormir con él necesariamente, pero para que lo vaya asociando a la noche o contarle que ya es hora de irse a la cama mientras miráis por la ventana y le dices que ya se está haciendo de noche y que tiene sueño, para que cuando se vaya haciendo más mayor ya lo vaya integrando y le suene. El masaje con crema hidratante fenomenal!.
- Hacer un registro de sueño durante 2 semanas idealmente, mediante diario manual o mediante aplicaciones gratuitas que hay para esto, como por ejemplo Baby Tracker, y apuntar cuándo se duerme de día, de noche, cuánto tiempo dura durmiendo y el número de despertares y la puntuación subjetiva que vosotros le dais a la noche de 0-10 ( 0 fatal, 10 noche estupenda) y así podáis tener una imagen más aproximada de qué patrones de sueño suele tener. Esto nos va a servir para adelantarnos a los momentos que ya tenemos fichados en los que le suele dar sueño para ayudarle a dormir antes de que esté más cansado y consiga un sueño más profundo y reparador. El sueño es como el pecho, es importante ofrecerlo antes de que “ se pasen” de rosca porque por paradójico que sea, aunque estén reventados les cuesta más coger el sueño y se enfadan y no hay manera. Po eso, tampoco es buena idea “cansar” mucho al niño para que duerma mejor por la noche, esto sólo hace que se despierten más. Hay que procurar actividad, con luz solar durante el día, pero no extenuarlos ( aunque por la edad de tu peque aún no influimos mucho en actividades para cansarle, pero para futuribles, te lo comento porque es un pensamiento que es fácil de tener o que nos comente otra gente). El sueño llama al sueño.
- Para dormirle, si te sientes a gusto, bien y para ti no es un problema dormirle dándole pecho, genial. Comentas que se duerme bien con él pero que se desvela y luego tardáis a veces 1 hora en dormirlo. Esto le pasaría siendo de biberón igualmente. Suele estar motivado por esa fascinación por lo que aprenden, por el mundo y se despiertan a horas intempestuosas pidiendo actividad para seguir ensayando sus nuevas habilidades. Cuando se llegan a “activar”, no hay mucho que hacer. Es materialmente imposible ponerlos otra vez a dormir, por eso os cuesta tanto, su cerebro se ha activado y hasta que no vuelva a presentar por sí mismo señales de querer volver a dormirse, querer dormirle es darse golpes contra la pared. Si tenemos suerte y lo “ pillas” en el momento que se está despertando y le vuelves a dar pecho o lo intentas volver a dormir, puedes tener suerte y que no llegue a activarse y se duerma pronto. Este punto es muy sutil y por cansancio, muchas veces no lo pillamos a tiempo. Estos desvelos, que son normales pero muy fastidiados para los padres, lo que podemos hacer con ellos si ya hemos llegado tarde, es acomodar lo mejor que podamos al niño y a nosotros para que esté seguro mientras pasamos el rato que le dure “ su fiesta” en una posición que podamos estar en un duerme-vela lo más cómodos posibles y él sin posibilidad de hacerse daño.
- Para dormir las siestas, podéis probar a dormirlo en brazos en mecedora, con música tranquila, luz suave y entorno tranquilo para ayudar a relajarle. Obviamente, no va a querer al principio. Lo intentamos varias veces y paramos antes de que empiece a enfadarse o nosotros a frustrarnos y volvemos a lo que nos funcionaba. Así lo intentamos, día tras día, despertar, tras despertar, según nos vayan dando las fuerzas. El que la sigue la consigue y aunque os parezca ciencia ficción, lo conseguiréis. Es largo el camino, ciertamente, hay que echarle semanas o en algunos casos hasta algunos meses. Si sois constantes y tenéis la confianza de que por largo que sea, vais a por ello, la experiencia de esta comunidad de dormir sin llorar es que se consigue. Es importante, dado que pesa ya 9 kg, que cuidéis vuestras muñecas y no lo cojáis en brazos en posturas que fuercen la flexión de las muñecas. También, cuidar las lumbares, hasta que consigamos que se pueda dormir sin porteo, hacer ejercicios para reforzarlas y que se resientan lo menos posible.
Espero haberos podido ayudar, todo mi apoyo y mi ánimo en esta etapa. Es dura, pero se pasa. Cualquier cosa que necesitéis, esta comunidad está aquí para ayudaros.
Un saludo,
Alicia H. G
López, R. (2023). Módulo XIV: El sueño de los 8 a los 12 meses. En Berrozpe, M., López, R. La neurociencia del sueño infantil y sus implicaciones en la práctica y atención a las familias. Centro de Estudios del sueño Infantil (CESI).