Vi que lo dejaba con sumo cuidado con sus dos manitas.
Yo salí un momento a otra habitación y él enseguida vino detrás mío y me dice:
- Mami, he limpiado la trona.
- Ah si? ¡Qué bien, Miquel! Mami está muy contenta.
- Si, ¿pero sabes qué pasa, mami?, que ahora está un poquiiiiiiito mojada.
Efectivamente el vaso de agua estaba tumbado y el agua había caído por la trona y por el suelo.
- No pasa nada, mami. Ahora Miquel lo recoge con la fregona, mami, y ya está.
No pude aguantarme la risa.
Elena