Hoy, luna llena al caer (lo he buscado en el calendario lunar después del tremendo berrinche del mediodía ): nos preparamos para comer. Mi hija ve el primer plato: sopa de fideos. ¡Horroooor! Resulta que quería puré de calabacín. Gritos, llantos, la habrán oído hasta en el pueblo vecino. Después del gran berrinche por la sopa (en el que en ningún momento le he dicho que tuviera que comérsela), me pide el segundo plato: carne con patatas al horno. Segundo gran error: ¡quería berenjenas! Descontrol total. El mundo se viene abajo. El apocalipsis, y no exagero
Después de todo esto, y sin obligarla a comer NADA, se ha comido la carne del segundo, luego la sopa de fideos y al final todas las patatas al horno. Y luego, ¡hala!, a otra cosa mariposa. Y yo y su padre así
En fin, este uno de los muchos espectáculos con que nos deleita nuestra hija cuando hay luna llena... Ahora ya, cuando se acerca el día en el calendario, empezamos a temblar...