La cuestión es que de aquí a septiembre se me hace muy largo. Siento que he dejado TODO para ser madre, y a veces me entristece.
Luego están los comentarios de la gente, como el otro día que una amiga sin hijos y sin intención de tenerlos pronto me preguntó: "¿Cómo estás? ¿De mami, no?", con la cabeza inclinada y mirándome con cara de pena Me habría gustado echarle un moco ahí mismo, pero me callé.
Estoy cansada de poner lavadoras, de cocinar, de recoger la casa, de no tener tiempo para poder pensar en qué me gustaría hacer hoy, porque simplemente no tengo tiempo para nada. Y la gente no te lo pone nada fácil, te hacen sentir como si lo que estás haciendo no tuviera ningún valor, como si no estuvieras pegando brote. Y por mucho que me esfuerce para hacer oídos sordos, al final me acaba afectando.
Estoy cansada de que se dé por sobreentendido que soy yo la que está con la niña, porque mi marido trabaja. Incluso los fines de semana se da por supuesto que yo estaré con ella. Y si quiero hacer algo, tengo que pedirle a mi marido que se quede con ella. Claro que él no pone ninguna pega, pero es el hecho de tener que pedirlo. No sé si me explico.
A veces pienso que si yo trabajara, sería distinto. Pero igual no, igual pienso que las horas en que no trabajara seguiría pasando exactamente lo mismo.
A lo mejor os parecerán un montón de estupideces lo que estoy diciendo, pero a mí ahora se me hace todo muy cuesta arriba. Necesitaba desahogarme y sé que aquí encontraré la comprensión que necesito.
Perdón por el rollazo
Mercè