- Mié, 15 Abr 2009, 07:32
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Pues sí, con la vuelta a la normalidad me doy cuenta de cuánto echo de menos el estar todo el día con Rodrigo y es que eso de levantarte y ponerte a jugar con él, salir a la calle de su mano, ir a jugar con la moto por el jardín, al fútbol, a pasear, a echarse la siesta... miles de pequeñeces que hacen que cada minuto en su compañía sea un mundo y que me estoy perdiendo por tener que trabajar ... ¡Qué mal planteada está la vida en la ciudad! y digo en la ciudad porque después de estar unos días en un pueblo de Soria y ver la tranquilidad con la que se vive allí, como las madres que trabajan y dejan a sus peques en la guarde tienen todo el tiempo del mundo para luego disfrutar de ellos porque las distancias son pequeñas, te hace plantearte muchas cosas: Lo lejos que trabajamos de nuestros hogares, el ritmo de vida estresante de Madrid, las distancias y sobre todo, la poca calidad de vida en comparación con la que se tiene en los núcleos rurales. Porque sí, en las grandes ciudades tendremos teatros, cines, museos... pero y ¿el tiempo para disfrutarlos? Mis amigos que viven allí, salen de trabajar y en 10, 15 minutos lo máximo están en casa, con toda la tarde para estar con sus familias y si quieren ir a ver algún espectáculo, pues deciden ir un finde a Madrid, a Burgos o a Soria e incluso a poblaciones más grandes...
Mi pareja que es de Madrid como toda su familia y que no ha tenido la suerte de tener un pueblo en el que veranear me dice siempre que vamos que si pudiésemos nos íbamos allí a vivir y es que ¡se gana tanto en calidad de vida! Y sobre todo, qué buen espacio para criar a un niño. Tener muchísimo tiempo para estar con él, para jugar, enseñarle, educarle, para hacer cotidianas todas las cosas que puse en el post de las vacaciones de Semana Santa y en las fotos que allí colgué y que me sirven para recordar esos buenos momentos. En fin, esa es la ilusión y otra cosa la realidad.
Salud