(es la letra de una canción)
Aún siento tu mano aquí sobre mi frente
Para calmar mi pena y cualquier dolor
Cuando te necesito siempre estás presente
Mi mundo se transforma al oír tu voz
Así fueron las cosas desde que era un niño
A cada interrogante tu palabra al fin
Me daba una respuesta sabia
Tu luz me iluminaba el alma
Y no existían dudas para mí
Mamá, mamá
Es tanto lo que tú me das
Es una deuda tierna, amorosa, eterna
Imposible de pagar
Mamá, mamá
Es tanto lo que tú me das
Que no me alcanzaría
Con tener diez vidas
Para amarte más y más
A veces me parece que te sobran brazos
Para abrigar a todos en tu corazón
Te multiplicas tanto sin medir el paso
Que en vez de una sola, tú eres un millón
Yo tengo muchas madres para mi fortuna
La que me pone a salvo, la que da valor
La que trabaja y deja huella
La dama para siempre bella
La que nos ilumina con amor
Mamá, mamá
Es tanto lo que tú me das
Es una deuda tierna, amorosa, eterna
Imposible de pagar
Mamá, mamá
Es tanto lo que tú me das
Que no me alcanzaría
Por tener diez vidas
Para amarte más y más
Y otro regalo más para vosotras:
El ángel de los niños
Cuenta una antigua leyenda que un niño que estaba por nacer le dijo a Dios: - Me dicen que me vas a enviar mañana a la Tierra, pero ¿cómo viviré tan pequeño e indefenso como soy?... Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te estará esperando, él te cuidará… - Pero dime: aquí en el cielo, no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz… - Tu ángel te cantará, sonreirá todos los días y tu sentirás su amor y serás feliz…. – Y cómo entender cuando la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?... – Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar, y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar…- ¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?... – Tu ángel te juntará las manitos y te enseñará a rezar… - He oído que en la Tierra hay hombres malos ¿quién me defenderá?... – Tu ángel te defenderá aún a costa de su propia vida… En ese instante, una gran paz reinaba en el Cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso, repetía suavemente: - Dios mío, si ya me voy dime su nombre. ¿Cómo se llama mi ángel?... – Su nombre no importa, tu sólo le dirás…
"Mamá"