Mi marido en una semana tiene el segundo examen de la oposición (el primero lo aprobó) por lo que este mes ha estado entregado al estudio y al gimnasio (tiene pruebas físicas) esta muy nervioso porque el año en el paro ya pesa demasiado y las explicaciones a los cotillas con mala leche, también. Me toca ser la fuerte y tener paciencia, es fácil porque le quiero mucho, pero a veces también me vengo a bajo exploto y después me pueden los remordimientos.
He vuelto al trabajo y me encuentro que mi compañero (por llamarlo de alguna manera) me ha vendido por 30 monedas de plata. Todos estos años de trabajo bien hecho, de entrega a la empresa y muy buen rollo con los jefes se están desmoronando… No me dejare pisar y aunque en un futuro no me veo aquí… moriré matando…
Pero todo esto es pecata minuta, tengo una familia maravillosa a la que adoro y esto me da fuerzas para relativizar (¿Cómo se escribe?) todo lo demás y seguir hacia delante.