Mi niño no habla, es muy pequeño aún. Pero recuerdo hace un mes o así, un día durmiéndolo en brazos, en mi habitación en penumbra, le estaba cantando bajito, y él me miraba a los ojos muy fijo mientras chupaba su chupete. En un momento dado, se lo quitó con su manita y me lo acercó a la boca. Me lo estaba ofreciendo, y sonrió.
No imaginais la sesión de llorar que me pegué. Ahora sigue intentando ponerme el chupete algunas veces, cuando le duermo, pero esa vez, me pilló con la guardia baja, y lo amé más que nunca.