Estas líneas son para contaros lo orgullosísima que estoy de Rodrigo . No sólo se portó estupendamente mientras mamá estaba en el hospital, sino que cuando llegué a casa comprendió que no podía jugar con él ni cogerle aupa. Es más, me daba la manita para andar y me decía que fuese despacio, me preguntaba que dónde estaban las pupas y les daba besitos para que me curase antes.
Me ha sorprendido su madurez para sólo tener 3 años y medio. Hasta entonces, todo lo tenía que hacer con mamá,vestirse, irse a la cama, lavarse los dientes... si salíamos los tres a la calle solo podía y quería ir de la mano con mamá. El primer día que salimos juntos le expliqué que mamá no podía darle la mano (si tiraba de mí o tenía que tirar yo de él se podía desprender el riñón) y no protestó para ir de la mano de su padre.
Como tampoco podía tumbarme en el suelo ni hacer nada de nada, estuvo jugando con su padre, a mí sólo me pedía que le contase cuentos. También ha estado yendo con su padre al cole (bendito ERE que nos ha permitido compaginar mi convalecencia con hacer las cosas cotidianas como llevar a Rodrigo al colegio, sino no sé cómo nos habríamos apañado). A medida que he ido mejorando me ha ido pidiendo cosillas como que me sentase con él en el suelo, eso sí me ayudaba él dándome sus manitas y diciéndome que despacito, con muchísimo cuidado…
Poco a poco voy pudiendo hacer cada vez más cosas y Rodrigo lo va agradeciendo, sabe y comprende que aún hay otras que no puedo y lo entiende. El otro día me preguntó por primera vez en todo este tiempo que si le podía coger aupa, le dije que aún no y no me lo ha vuelto a pedir, es su padre el que se encarga de todo. Así que también aprovecho para darle a él las gracias por estar ahí, haciéndose cargo de todo, ayudándome en estos momentos en que ando un tanto “inútil”, cuidándonos a los dos como nunca lo había hecho antes.
Tengo dos chicos a mi lado magníficos, el peque que me está comprendiendo no sólo en lo de la enfermedad sino con el tiempo que dedico al estudio , porque me deja estar en la habitación donde preparo la oposición y sólo viene a darme un beso de vez en cuando, esperando pacientemente a que termine para estar con él, y su padre, quien me está demostrando que es un magnífico amigo, compañero y padre.
Salud