La mujer, como madre, levanta a sus hijos; ella les da el alimento, ella les viste, ella les nutre con sus sabios consejos; ella, como Principio Maternal, representando al Eterno Femenino, les conduce hasta la mayoría de la edad. Mucho más tarde en el tiempo, cuando recordamos a la eterna madrecita, al Eterno Femenino que tanto nos ayudó, no podemos más, que prosternarnos en tierra y adorar a Dios-Madre. Samael Aun Weor
Dios como Padre es Sabiduría, Dios como Madre es Amor, el Eterno principio femenino Divinal lo encontramos simbolizado en todas las culturas del mundo entero, y es entre los egipcios que el investigador puede hallar variadas representaciones de lo divino en su aspecto femenino.
En el Egipto Gnóstico, la Divina Madre recibe el nombre de ISIS, “a quien ningún mortal ha levantado el velo”, también llamada NUT, la “eterna Seidad del Cielo”, que no es otra que la misma HATHOR o Diosa del Amor, o que NEFTIS, que tiene entre los egipcios el mismo papel de la VENUS griega.
ISIS brilló en el antiguo Egipto como la Divinidad Femenina por excelencia.
Se le conocía como la Gran Madre y guardiana de los Grandes Misterios Iniciáticos que se encuentran latentes dentro del hombre mismo aquí y ahora, conocidos en todas las culturas arcaicas como las facultades internas del Hombre (no desarrolladas en el Ser Humano actual).
La Teogonía (la Génesis de los Dioses) egipcia recuerda a ISIS como gestadora de OSIRIS, el Cristo egipcio. Es ella la Suprema Orientadora Esotérica (interna). Otra representación de la Divina Madre ISIS es bajo la forma de la Divina Nekhebit o Nekhebet, la Diosa Madre que nos ofrece el Cayado o Báculo Pastoral para que podamos redimirlo con el poder de nuestras Energías Creadoras sabiamente utilizadas, simbolizadas por la serpiente que sube por el Báculo. Este Cayado es el símbolo de las virtudes que debemos crear, y que son los misterios que custodia ISIS. Nuestras glotonerías, orgullos, irás, orgías y bacanales, nos alejan de Nakhebet.
Una representación de la Madre Divina que todo lo penetra y compenetra, es APIT, Diosa Serpiente que nos enseña que sólo a través de la Mujer puede el Hombre regenerarse, así confirmamos una vez más, que las antiguas culturas ciertamente sabían que la Mujer es la piedra de sostén de una sociedad. Cuando degradamos a la Mujer, se corroen los cimientos de cualquier civilización. Cuando amamos a la Mujer, y la respetamos, entonces ella sirve como piedra de sostenimiento para levantar a los grupos humanos en su desarrollo hasta alcanzar su madurez social, espiritual, y material.
Existe también la Madre Divina como Serket, desdoblamiento de ISIS como Diosa Escorpión, una representación de nuestra potencia sexual, en su carácter destructivo del Ego animal, la fuerza erótica transmutada nos espiritualiza, nos purifica internamente. Mal empleada se convierte en aguijón terrible que aturde la conciencia y degenera toda naturaleza por medio de la lujuria.
A través de la Gnosis hemos venido a saber que el escorpión está en relación con la constelación de Escorpión y todo estudiante de astrología sabe muy bien que tal signo zodiacal ejerce una influencia muy marcada sobre los órganos sexuales del ser humano.
Resulta interesante saber que una de las alegorías de la Gran Madre Cósmica viene a ser aquél que actúa en el fondo de nuestra naturaleza como impulso sexual y es por ello llamada bajo el nombre secreto de Maga elemental, madre de nuestros instintos sexuales.
No es extraño entonces, para los estudiosos de la gnosis, ver a Isis navegando en su arca y escoltada por siete escorpiones. La fuerza erótica es en última instancia la que nos acerca o nos aleja de nuestra madre interior. Shekel o Sekmet, la protectora de los Dioses, es otra representación muy reverenciada de la Madre Cósmica; es mencionada como aquella que concibió en su vientre a otras divinidades que luego el Dios PTAH, su esposo y compañero (El creador de los Hombres) perfeccionó.
Ella es la receptora del Fuego Sagrado del Amor con el que se crean hombres verdaderos. Esta Diosa con sus fauces de león se bate con fuerza contra nuestros yoes, los aleja y devora, ella es la tierna mano amiga que nos ayuda a eliminar nuestra naturaleza errónea, es la viva representación de nuestras energías transmutadas que podemos dirigir contra otras energías indeseables que constituyen a los demonios rojos de Seth y que no son otra cosa que la personificación de todos nuestros errores, vicios y malas costumbres.
Todas estas debilidades debemos eliminarlas de nuestra vida interior para que resplandezca la Luz de nuestro Ser Interior Profundo en cada uno de nosotros. La cabeza de león de esta Diosa nos incita a ser crueles, inmisericordes, autoritarios en el exterminio de los agregados psicológicos que nos hacen tan perversos. Su cabeza de león también nos indica que ella tiene el fuego y con él los hombres nos podemos renovar, purificar, regenerar. Finalmente tenemos a NUT o NUIT, la Eterna Madre Espacio, ella aparece como la gestadora del Universo y de los Dioses, ella es la misma Mulaprakriti de los indostaníes que actúa como matriz generadora de la creación.
Los egipcios concibieron a la Diosa NUT o NUIT de diversas maneras; generalmente como la regente del Cosmos, sentada en su trono cúbico, viva representación de los cuatro elementos: Fuego, agua, tierra y aire, sin los cuales no hubiese sido posible la manifestación de la creación. Este trono de piedra cúbico también representa la piedra bruta de nuestra sexualidad degenerada, la que debemos pulir, regenerar por medio del sabio uso del sexo, piedra de tropiezo y roca de escándalo.
Obviamente, la mujer ha sido elegida para la SANTA PREDESTINACIÓN: La de SER MADRE. Ser madre, en realidad de verdad, es un Sacerdocio de la Naturaleza, un Sacerdocio Divino, Inefable. Una madre, merece entera veneración de todos los seres que pueblan el Universo. Samael Aun Weor
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Encontré interesante el articulo, sobre todo el ultimo parrafo y en rojo.
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Por un postnatal de Seis Meses
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