Nunca había comido en casa de este niño, y como no es muy comilón que digamos, estaba muy preocupado en caso de que le pusieran algo que no le gustara; le expliqué que no estaba obligado a comer lo que no quería, pero le sugerí que si iba a rechazar algo lo hiciera con tacto, teniendo en cuenta que la mamá de su amigo lo había cocinado especialmente para él, y que en vez de no me gusta, queda mejor decir estoy lleno o prefiero un poco más de xxx.
Con el primero hubo suerte porque le pusieron macarrones, que le encantan, pero de segundo había albóndigas y las tuvo que encontrar poco apetecibles porque por lo visto soltó: me encantaría comerlas, pero no puedo, porque las albóndigas me dan alergia.
Estuvimos la madre de su amigo y yo tronchándonos un buen rato con la ocurrencia .
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Mi blog: El mundo de Kim