Lugar para compartir opiniones, y recomendaciones sobre los libros sobre maternidad y paternidad que siempre llevamos en la cabeza.

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por Juanma
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Jan Hunt
1.1 ¿No hay espacio para los niños?
1.2 Diez Consejos para Ir de Compras con Niños
1.3 ¿Son Realmente Necesarios Todos esos Artículos de Bebé?
1.4 El Bebé es el Libro


1.1 ¿No hay espacio para los niños?
¿Hay lugar para los niños en nuestra sociedad? La mayor parte de nuestra cultura está estructurada para los adultos, y los niños no son bienvenidos o incluso son excluidos. Los niños pasan la mayor parte de su tiempo en la escuela y en actividades relacionadas con la escuela, en donde los padres no son bienvenidos. Cuando mi hijo y yo buscábamos actividades para realizarlas juntos, a él le dijeron que no me necesitaba, y a mí se me dijo que estuviera contenta de tener algo de tiempo a solas. Nunca se pensó que nosotros podríamos ser buenos amigos queriendo disfrutar de una actividad juntos.

Esta áspera actitud hacia los niños puede ser más evidente cuando vamos de compras; algunos miembros del personal de la tienda parecen ver a cada niño como fuente potencial de problemas. La presencia de un niño es tolerada- siempre que este esté perfectamente callado, no toque nada, y no parezca que se vaya a lastimar. Yo sospecho, sin embargo, que el personal de la tienda no se preocupa tanto por el sufrimiento potencial del niño, sino por sí mismos: ¡temen ser enjuiciados! Este temor puede ser tan irrazonable y alcanzar un punto casi demente. Mi hijo (a la edad de siete años) fue gravemente amonestado en una tienda de libros, “¡Baja de ese bordillo! ¡Te vas a lastimar!” Este peligroso bordillo estaba a exactamente cinco pulgadas del piso.

Cuando observamos de cerca el juego de un niño, podemos ver que ellos tienen el mismo instinto de auto-preservación que tenemos los adultos, y un buen sentido de lo que pueden manejar. ¿Por qué, entonces, se desconfía tanto de los niños? En esos momentos en los que es necesario decir algo acerca del comportamiento de los niños en público, se lo hace frecuentemente en un tono áspero, impaciente y de desaprobación. Pero muchos adultos también se comportan a veces de forma inapropiada en público – como fumando en un área de no fumadores. En el caso de que el adulto llegue a ser corregido, esta petición se la hace generalmente con la más alta cordialidad. ¿Merecen los adultos más consideración de la que merecen los niños?

Cuando los niños se atreven a salir en público, no se les dirige la palabra, a menos que, como a soldados, se les pregunte su nombre y grado. Si las circunstancias son tales que los niños aparecen en público durante horas de escuela, se les pregunta, casi contrariadamente, “¿Por qué no estás en la escuela?” Cómo respondería un adulto si se le preguntase, “¿Por qué no estás en el trabajo?

Se espera que los niños sean infinitamente pacientes durante diligencias y conversaciones aburridas, y que nunca interrumpan a los adultos - sin tomar en cuenta que las conversaciones de los niños son mucho más fascinantes. ¿No le gustaría a usted escuchar acerca del Planeta Maravilloso, o de cómo lo aman en forma “infinitamente cuadrada”, como me lo dijo mi hijo cuando tenía 3 años?

A pesar de sus formas deleitantes, los niños son tratados en los lugares públicos como si fuesen invisibles, y sus necesidades son frecuentemente consideradas irrelevantes. Al hacer que sus necesidades sean conocidas por otros, ellos están frente a una desventaja particular, debido a su edad e inexperiencia. Diferente a los ciudadanos de la tercera edad, quienes también se encuentran con una injusta discriminación por su edad, no existe un vocero de los niños para educir empatía por su condición. ¿Quién no se ha topado con un desconcertado bebé o niño cuyas lágrimas son ignoradas por enojados padres e indiferentes extraños? ¿Si un adulto estuviese llorando en público, no estaría todo el mundo preocupado? ¿Si un animal estuviese claramente sufriendo, se pasaría todo el mundo de largo?

Incluso las iglesias, que enseñan del amor entre familias, segregan a los niños de las actividades más importantes. En algunas áreas existe todavía el problema de discriminación habitacional, en la que los niños son colocados en la misma categoría que indeseables mascotas. Presumiblemente ellos colocan a los niños en una categoría entre un periquito y una boa constrictor.

¿Podría esto ser diferente? Las cosas son diferentes en otras culturas. Cuando mi hijo (a sus 5 años) y yo visitamos a un herbolario Chino, yo fui ignorada, mientras tres adultos, todos chinos, llenaban a mi hijo de atención afectuosa. (Ahora que lo pienso, ellos me hicieron una pregunta: “¿Tiene Ud. más hijos?”) No se necesita ni decir que su comportamiento en esa tienda fue impecable. ¿Hay alguna duda del por qué quienes visitan China reportan que los niños allá se comportan bien?

Todos los niños se comportan tan bien como son tratados – igual que los adultos. ¿Por qué es tan difícil para los adultos entender esto? Después de todo, todos hemos sido niños. ¿Cómo hemos olvidado tan pronto cómo es ser un niño en un mundo adulto?

Los niños merecen ser tratados de la misma manera en que queremos ser tratados nosotros – con amabilidad y comprensión, dignidad y respeto. Como escribió el físico Richard Feynmen, “Los seres humanos deben ser tratados como seres humanos”. Todos somos seres humanos, y, en cierto sentido, todos somos niños. Algunos de nosotros simplemente hemos estado aquí por un poco más de tiempo.



1.2 Diez Consejos para Ir de Compras con Niños
1.2.1 Recuerde que los niños tienen límites
Si va de compras con niños, esté pendiente de sus necesidades: ¿están ellos cansados, hambrientos, sobre-estimulados por el sonido y confusión, o simplemente necesitan aire fresco y ejercicio, o un abrazo que les dé seguridad?

1.2.2 Recuerde que los niños son curiosos por naturaleza
Los niños son curiosos por naturaleza; es de esta manera que aprenden acerca del mundo que los rodea. Si ellos quieren examinar un objeto atractivo, por favor, no los regañe. Al contrario, ayúdelos a sostener el objeto en forma segura, o déjelos saber que se lo puede ver pero no tocar. Puede decir “Este es un objeto que se rompe, así que mejor mirémoslo juntos”. Incluso si un objeto no puede ser comprado, puede ser de mucha ayuda el compartir el entusiasmo e interés que el niño tiene sobre este.

1.2.3 Yendo de compras con bebés
Ir de compras con un bebé puede ser mucho más fácil si el viaje se lo hace luego de que el bebé ha sido alimentado. Los bebés y niños pequeños pueden deshidratarse en el aire seco de los centros comerciales, por lo que debe asegurarse de realizar varias paradas para amamantarlo o darle de tomar alguna bebida.

Los bebés generalmente están felices cuando se los lleva cargados. Una bandolera o mochila porta-bebés usada por uno de los padres puede dar mucha más comodidad y seguridad emocional que un cochecito o carrito de compras. Un juguete pequeño a prueba de niños puede ayudar al bebé a sobrellevar las inevitables pérdidas de atención por parte de los padres, pero recuerde parar tan frecuentemente como le sea posible y tomar un momento para decirle palabras dulces, realizar contacto visual y abrazarlo.

1.2.4 Yendo de compras con párvulos
A los párvulos se los puede empezar a incluir en decisiones inherentes a la compra. Involucrando al niño con preguntas como “¿Cuál de estos dos duraznos crees que luce mejor?” puede transformar una experiencia aburrida y frustrante en una más placentera, tanto para el padre como para el niño. Los niños de todas las edades disfrutan y aprecian el ser capaces de tomar decisiones por sí mismos. También puede ser útil llevar un jugo, un bocadillo preferido, y un libro de pintar de preferencia del niño, o un libro recién sacado de la biblioteca.

Estar rodeados por una multitud de adultos puede ser intimidante para los niños pequeños, especialmente cuando las tiendas están llenas. El uso de una mochila porta-bebés puede ser una forma de llevar a los niños a una altura en la que se sienten más satisfechos. También se puede prevenir de esta forma la común y aterradora experiencia de perder a un niño en una multitud.

1.2.5 Yendo de compras con niños mayores
Un niño mayor puede ser de gran ayuda al ir de compras, si se lo aborda con un espíritu divertido y de aprecio. Si el padre lleva consigo fotografías de alimentos recortadas de los anuncios del periódico, el niño puede ayudar a localizar los objetos. Los niños que son lo suficientemente maduros como para comprar por sí mismos pueden ayudar a abreviar el tiempo de compras encontrando los objetos por sí mismos, regresando periódicamente a poner los objetos en el carrito.

1.2.6 Evitar las multitudes
Ir de compras justo antes de la cena, cuando las tiendas están llenas, y los padres y niños están cansados y hambrientos, puede ser muy estresante. Intente ir de compras en la mañana o primeras horas de la tarde en los días de semana, o adelante la cena y vaya de compras durante las tranquilas primeras horas de la noche, entre las 6 y las 7 PM. Si podemos evitar el estrés de estar en una tienda llena de gente y largas filas, podremos tener más energía y creatividad para responder a las necesidades de nuestro niño.

1.2.7 La fila para pagar puede resultar desafiante
Las filas para pagar que tienen seductores paquetes coloridos de chicles y caramelos pueden ser un verdadero desafío, especialmente debido a que se encuentran al final del trayecto de compras, cuando tanto el padre y el niño están más cansados y hambrientos. Llevar un bocadillo saludable del gusto del niño puede dar lugar a una sencilla alternativa: “Ese paquete luce muy bonito, pero el caramelo no es muy nutritivo. Aquí tienes la galleta de avena y el jugo que trajimos.” Ir de compras a una tienda que tenga cajas “a prueba de niños”, sin caramelos, puede ameritar un viaje más largo. Si no hay una tienda local que ofrezca este tipo de cajas, usted puede sugerir este servicio al gerente de la tienda, prometiéndole comprar regularmente si esta opción se vuelve una realidad.

1.2.8 Cuando UD. Necesita decir "no"
La parte más importante de decir “no” es comunicar al niño que estamos de su lado, incluso cuando no podemos satisfacer todos sus deseos inmediatamente. Puede ayudar decir, “Esto está bonito ¿no? Míralo bien y cuando lleguemos a casa lo pondremos en tu lista de deseos”. Como alguna vez dijo el educador John Holt, “No hay razón por la que no podamos decir ‘No’ a los niños de una forma tan amable como si estuviésemos diciendo ‘Sí’”. ¡Y recuerde que las sonrisas, abrazos y cariños son todos gratis!

1.2.9 Si UD. llega a su límite
Si UD. llega al límite de su paciencia y energía, intente mostrar con el ejemplo algunas formas positivas de manejar la ira y el cansancio. Podría intentar decir “Estoy empezando a perder mi paciencia, creo que necesito descansar un poco de las compras. Vamos afuera por unos minutos para que ambos podamos refrescarnos." Incluso unos pocos momentos de aire fuera de la multitud pueden hacer una gran diferencia tanto para el padre como para el niño.

1.2.10 Si sus niños llegan al límite
Si, después de intentar varias de las sugerencias previas, sus hijos simplemente han alcanzado el tope de su habilidad para soportar un solo momento más de trajín, por favor respételos. Las compras pueden esperar; un niño exhausto, hambriento o sobre-excitado no lo puede.

1.2.11 Conclusión
Recuerde que todos los niños se comportan tan bien como son tratados. Un niño a quien le dedicamos regularmente nuestro tiempo, atención íntegra, paciencia y comprensión, será más tolerante a una salida de compras - y a cualquier otra situación difícil- que un niño que debe afrontar situaciones estresantes sin este apoyo emocional.



1.3 ¿Son Realmente Necesarios Todos esos Artículos de Bebé?
Los futuros padres encuentran muchos artículos de bebé presentados por la industria y por nuestra cultura como objetos indispensables: cunas, balancines y columpios, corrales o parques, cochecitos, biberones y calentadores de biberones, chupones, móviles, y más.

Puede ser una tarea desalentadora el decidir cuál de estos artículos es realmente necesario y útil, especialmente para los nuevos padres con poca experiencia en el cuidado de un infante. Sin embargo, la mayoría de objetos para bebé que se venden en la actualidad no son solamente innecesarios y caros, sino también peligrosos. Todos ellos son substitutos de las cosas más naturales y beneficiosas que solamente los padres pueden dar. Los aparatos como columpios y balancines reemplazan el juego entre los padres y el bebé. La leche de fórmula, los biberones y calienta biberones sustituyen la lactancia. Los chupones toman el lugar de la lactancia por consuelo. Las cunas reemplazan el colecho, los corrales o parques disminuyen el contacto físico, y los carritos sustituyen el tiempo en brazos.

Muchos de estos objetos surgieron durante los años 1940 y 1950, cuando nuestra cultura, enfocada en la “modernización de la post-guerra vio a la maternidad como otra ocupación que podía beneficiarse de las invenciones modernas. Aunque los nuevos electrodomésticos como lavaplatos, aspiradoras y lavadoras de ropa han facilitado el trabajo doméstico, los objetos relacionados con la crianza solo han hecho más difícil la vida de padres e hijos. Es mucho más probable que un niño espere dormir junto a sus padres que en una cuna, haciendo que la hora de dormir sea un momento placentero para todos, en lugar del tiempo más espantoso del día. Debido a que nuestros bebés de la Edad de Piedra, con conocimiento instintivo de sus verdaderas necesidades, esperan enfoques naturales y seculares, resisten inevitablemente a los enfoques sustitutos, llevando a repetitivos conflictos. Tales conflictos ponen en peligro la relación de padres e hijos, y ¿con qué propósito? Siento profunda tristeza cuando leo sobre bien intencionados pero mal informados padres que dejan a su bebé “desahogarse llorando en una cuna. Este proceso no es solamente doloroso para todos los involucrados, si no que no logra nada provechoso y deja muchos mensajes hirientes al bebé: que no puede contar con nadie cuando lo necesite, que él no es merecedor de cuidado, y –lo peor de todo- que está bien pasar por alto las necesidades y sentimientos de otra persona siempre que tengamos el poder en la relación. Estos mensajes hirientes pueden permanecer en el niño como una filosofía general de vida hasta mucho después de que estas experiencias específicas hayan sido olvidadas.

¿Qué objetos son realmente útiles y beneficiosos para los nuevos padres? No muchos: una cama amplia (o futones que cubran el piso de la habitación), un porta bebés cómodo, una almohada de lactancia y un banquito para pies, un collar para lactancia (de ser necesario), y especialmente libros sinceros, revistas, y artículos sobre crianza con apego. Como lo escribió Marilyn Hogan, "Los objetos para bebé deben ser utilizados solamente para afianzar los lazos entre los padres y el bebé. Desafortunadamente, muchos objetos en el mercado hoy en día pueden solamente dañar esta relación.

Los bebés que están simplemente luchando por tener satisfechas sus necesidades legítimas merecen mucho más. Afortunadamente esas necesidades: atención amorosa, lactancia, colecho, y tiempo en brazos, no cuestan absolutamente nada, y son los regalos más importantes de todos.



1.4 El Bebé es el Libro
En un show radial transmitido recientemente por Internet1, enfatizaba que los bebés son los verdaderos expertos en crianza. Añadí que generalmente pregunto a los nuevos padres si les gustaría que hubiese un experto viviendo con ellos para ayudarlos a descifrar qué es lo que se debe hacer. Le dije a la audiencia: “Solo miren al bebé. Si están haciendo algo mal, el bebé se los dirá. Si están haciendo algo bien, el bebé se los dirá también. Los bebés saben exactamente lo que necesitan”.

El entrevistador resumió brillantemente estos pensamientos añadiendo, “La gente dice que el bebé no viene con el libro, pero sí que viene… ¡el bebé es el libro!” Exactamente. Es el bebé- y solamente el bebé- quien sabe exactamente lo que necesita. Él nos dará una retroalimentación inmediata de todo cuanto hacemos. Un bebé nos dirá con muecas y lágrimas cuando una necesidad legítima no está siendo atendida, y con brillantes sonrisas y cariños cuando atendemos a sus necesidades de una forma amorosa. Si los padres pueden reconocer y adoptar este concepto, la crianza puede ser mucho más simple y placentera que cuando la comunicación del bebé es cuestionada y tratada con desconfianza.

Los bebés, programados por la naturaleza, saben por instinto lo que es un buen estilo de crianza. Ellos saben, por ejemplo, que el contacto físico es una necesidad tan crítica como lo es la alimentación. Ellos protestarán airadamente si los ponemos a dormir en una cuna aislada, pero se dormirán pacíficamente cuando tienen la seguridad del contacto humano. Ellos saben que la crianza receptiva comprende confianza y creación de lazos – y responderán con angustia y miedo cuando ignoramos sus llantos. Ellos saben que la lactancia materna les ofrece inmunización crítica, nutrición y consuelo, e instintivamente se acercarán al seno por sí mismos, algunos momentos después del alumbramiento. Ellos saben que la consistencia de la leche materna cambia de acuerdo a la edad del niño, y se destetarán en forma natural cuando sus necesidades de lactancia estén completamente satisfechas. Ellos saben que dependen de otros para su supervivencia, y reaccionarán con terror si no nos ven, inclusive por un corto tiempo. Ellos saben estas cosas y más. Los padres serían muy sabios si aprendieran de sus bebés en lugar de asumir que los bebés están siempre aprendiendo de ellos.

Los bebés saben muchas cosas importantes. Lo que no pueden saber es que los padres a veces reciben consejos perjudiciales de ignorar la comunicación de su bebé y de descuidar sus necesidades críticas. Este es un experimento peligroso, y cada periódico que leamos describe los resultados a largo plazo de no dar a los niños un comienzo compasivo en su vida.

Un bebé necesita lo que necesita, y si atendemos esas necesidades, crecerá saludable. Esto no es “malcriar” – es confiar en que el bebé nos está dando información importante acerca de sus verdaderas necesidades, así como confiar en nuestro instinto natural de querer responder a esas necesidades. Confiando en nuestro bebé y confiando en nosotros, establecemos una relación próxima y le damos a él la mejor oportunidad para una vida saludable y feliz.

La solución es muy fácil, y está justo frente a nuestros ojos. En lugar de intentar enseñar a los bebés a aceptar comportamientos de los padres que son ajenos a su naturaleza, necesitamos dejarlos que nos enseñen cómo responder a su honesta comunicación. Ellos tienen mucho que decirnos, siendo ellos los maestros más diligentes y enérgicos del mundo.

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