- Mar, 02 Mar 2010, 10:13
#360826
Sunshine escribió:Justo anoche pensé en la forma en la que mi madre me 'obligaba' prácticamente a todo. Como usaba su fuerza y/o tono de voz para encajarme ahí dónde ella quisiera y para que hiciese siempre lo que quería. Y luego pensé en como me enfrento a las personas, sobre todo las de cierta autoridad o las que suben el tono de voz, por ejemplo. Me he dado cuenta que no las enfrento. Simplemente les obedezco. Suelo sentirme fatal entonces. Pero no lo controlo. No quiero esto para mi hija. Eso no es libertad, ni es sincero.
Creo que la forma en la que, de adultos, solucionamos los conflictos muchas veces deriva de un reflejo adquirido (en ocasiones, inconscientemente) en la infancia, lo he observado muchas veces, en mí misma y en mi entorno.
Mis padres tenían buenos instintos pero vino el Dr. Spock a estropearlos, así que crecí en un ambiente que era una extraña mezcla rígido-liberal, según los aspectos... Por un lado me animaron a pensar y a tomar mis propias decisiones sin que me influyera la opinión del entorno, cosa que sigo haciendo, pero al mismo tiempo, eran muy perfeccionistas, quizás demasiado, y si fallaba o les decepcionaba en algo me cruzaba con la desaprobación. Hasta la fecha, soy extremadamente intolerante a las críticas, incluso cuando son constructivas y bienintencionadas, porque inconscientemente respondo al daño que me hicieron de pequeña.
En cambio, a mi marido no le dejaban quejarse. Mis suegros no son partidarios de dejar llorar a los niños (esa medalla se la cuelga mi cuñada), pero tienen una costumbre que no me gusta al respecto: si un niño (no bebé) llora por la razón que sea, en seguida lo minimizan ("eso no es nada"), le ridiculizan ("lloras como un bebé"), cambian de tema ("vamos a ver los dibujos"), le sobornan ("si dejas de llorar vamos al parque", sea verdad o no) o le chantajean ("si sigues llorando no te compraré el helado", se lo fueran a comprar o no). Ojo, que esto no va por fases, es todo a la vez, no paran de hablar, intentan marear al niño con tanta palabra, no le dejan hablar ni explicarse ni desahogarse, realmente es agobiante. Si lo intentan con
mi hijo, aunque les siente mal, le llevo a otra habitación y allí hablamos tranquilamente. Pero con
sus hijos lo han hecho durante años. He notado que mi marido es incapaz de llevarle abiertamente la contraria a nadie, incluso si sabe que tiene razón, se limita a decir que sí y luego hace lo que le parece. Si se encuentra con dos posturas enfrentadas huye del conflicto e intenta mantener una posición neutral e intermedia aunque no tenga sentido.
Como dice Carlos González (cito de memoria), los niños educados a gritos gritan; los niños educados a golpes pegan; los niños educados en el respeto aprenden a ser respetuosos, no siempre, pero la mayor parte del tiempo.
♥ Mamá de dos polluelos que dieron forma a mis sueños y los hicieron realidad ♥
Escritora, bloguera, traductora, y un montón de cosas más... Mi blog: El mundo de Kim