Ahora mismo, después de leerte, tengo un revoltijo de ideas en la cabeza y no sé bien qué decirte para que te sientas mejor. Personalmente pienso que, si tu ves que la niña realmente se lo pasa bien allí, aunque llore cuando la dejas, haces bien en darle un margen a ver si va asimilando esas despedidas.
Algunas de las cosas que la gente te dice, como que el año pasado le pasará lo mismo, me parece que son ciertas, lo que no quiere decir que, si como tu bien dices, ves que la niña está sufriendo, la vayas a dejar sólo por eso.
Yo, por ejemplo, lloré hasta tercero de EGB. Pero es que me fui a estudiar una carrera fuera de mi ciudad -estaba a 100 kilómetros- y me pasé los dos primeros años llorando todas las noches de lunes a miércoles cuando hablaba por teléfono con mis padres porque echaba de menos mi casa (con 20 años!!!!!!)), evidementente, en cuatro años sólo me quedé un fin de semana allí. Es más, aunque me de vergüenza reconocerlo, cuando me casé me pasó lo mismo. Tardé más de dos meses en asimilar que ya no vivía en casa de mis padres y cada vez que podía ya estaba allí dando la murga -ahora que lo pienso, cuanta paciencia tuvo mi maridín!!!!-
Con esto te quiero decir que hay personas que somos más apegadas que otras o, mejor dicho, manejamos de forma distintas nuestras emociones. Sinceramente, a mí no me gustaría que a Claudia le pasase lo mismo, pero creo que no está del todo en mi mano.
Algunas de las cosas que te dijo la profesora me parecen un poco bordes, pero con otras coincido, como con el hecho de que también las madres necesitamos un tiempo para nosotros mismas, sean dos horas o dos minutos, pero partiendo de la base de que somos madres a tiempo completo, un respirillo de vez en cuando te ayuda a cargar las pilas y encarar la vida con más fuerza.
No creo que te haya ayudado mucho con mis reflexiones pero de todas formas ANIMOS!!!! muchos ANIMOS!!!!
María