Me dirijo a este foro porque quería hacer una consulta. Les agradecería muchísimo tuvieran un momento para contestarme y pudieran orientarme un poco.
La consulta es en relación a mi hijo Víctor.
Desde hace unos meses tiene problemas para defecar. Después de varias visitas al pediatra del CAP d de una visita a un pediatra especialista y tras descartar problemas en el aparato digestivo, así como fisuras o heridas rectales, la conclusión dada es que el niño retiene las heces, se niega a defecar por temor a que al hacerlo le duela, porque obviamente en algunas ocasiones le ha dolido. Al principio, antes de la visita al especialista, el procedimiento era esperar unos días y al final acabábamos poniéndole un supositorio de glicerina. El niño lloraba y aúllaba de dolor. Nos aconsejaron dejar de intervenir desde abajo y darle diariamente laxante y algunas gotas de fibra concentrada. Nos pusimos en contacto con el Dr. carlos González a través de su consulta de la revista ser padres y, al igual que otro pediatra, nos aconsejó administrarle Duphalac. Así lo hicimos.
La situación actual es que cada 4-5 días, cuando el niño ya no puede retener más, acaba defecando, no sin llorar y llorar y sintiéndose enormemente molesto. Últimamente parece que, a pesar del laxante, pasan inclúso 6-7 días y no llega a defecar. Nosotros intentamos no presionarle, darle ánimos, hacerle dibujos representando lo que significa el acto de defecar, y toda una batería de acciones pedagógicas y toneladas de paciencia, pero el niño tiene muy claro que cuando le viene "el apretón" se lo aguantará y no está dispuesto a hacerlo. Ya le puedes decir que no le dolerá, que si hace tendrá un premio, etc...Al final acaba haciendo porque ya sus músculos no deben poder más.
La situación es de mucho desgaste para nosotros porque el crío ha modificado notablemente su comportamiento y su temperamento. Cuando tiene un retortijón, se bloquea, no juega, no quiere hacer nada más que dormir, tomar pecho, estar con mamá, en definitiva huir de la realidad de afrontar lo que se le viene encima. Esto también le afecta a la hora de comer, porque al sentirse lleno, no tiene apetito. El momento de sentarse en la mesa con nosotros es vivido por él como algo muy negativo, porque es sentarse en la silla a comer algo y le vienen los retortijones y enseguida quiere levantarse y pide dormir o que le cuenten cuentos. Los dos días después de defecar es otro. Se quita "ese peso de encima" y vuelve a tener ganas de jugar, comer, etc...Pero al tercer o cuarto día, al volver a notar que tiene de nuevo ganas es cuando empieza a apagarse y apagarse y a no querer jugar ni a tener la vitalidad propia de un niño de tres años.
A continuación les paso algunos datos relativos al niño para que hayan más criterios de opinión:
- Tiene casi tres años.
- Toma pecho.
- Come variado, muy poca cantidad. Pescado y carnes rojas y blancas prácticamente nada. Fruta come pero tres cosas.
- Sigue llevando pañal.
- Duerme con mamá. Se duerme en el 90 % de las ocasiones con el pecho.
- No va a la guardería. Empezará el p3 en septiembre.
- Su cuidador principal es su madre.
- Las heces no son duras. Son más bien blandas.
Confiando que se hayan encontrado con casos similares, espero pudiesen enviar su opinión o en todo caso alguna solución.
Muchas gracias de antemano.
Un cordial saludo.
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