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por tsering
#254645 Hola, ayer estuvimos en una revisión y resulta que ha perdido 300 gr en dos meses. Miguel tiene 2 años.
Os explico un poco, no es que este por debajo de los parametros, pero no se si es que le insisto poco o lo que le doy es poco nutritivo...
Mide 88,50 y pesa 10,800 kg. En comparacion es ta muy delgado para lo alto que esta... El pediatra me ha dicho que le de un estimulante del apetito pero que me lo da sin garantias de que funcione, es por intentarlo. No le ha dado mayor importancia siempre y cuando no siga la tendencia a la baja. En un mes veremos de nuevo.
Lo que pasa es que ayer me dijo que tiene vegetaciones y que en determinado momentos debido a la mucosidad pues puede que eso le corte el apetito. La verdad es que este mes pasado se paso 15 dias sin comer nada... Yo estaba desesperada. Pero luego vuelve a ponerse bien y come de nuevo.
Come cantidad de lo que le gusta, pero le gustan pocas cosas. Tal vez deberia darle mas carne, pero no se como conseguirlo. Solo toma en la sopa, triturada, y albondigas de vez en cuando. Pero no le gusta el jamon, no come pollo a trozos, ni longanizas...
Alguna podria ayudarme y decirme como puedo darle mas carne sin que se niegue??
Creeis que deberia preocuparme?
Arantxa
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por ROCI
#254651 La preocupación nunca se pasa.... esta latente.....

En dos meses una perdida de peso no es indicativo de nada, que le sigan controlando, y el mes que viene a ver que pasa....

Emma siempre ha estado baja de peso (sin perceptil), pero nunca habia perdido peso, como mucho se estancaba en el mismo peso varios meses... El año pasado en la revisión de los dos años peso 9,600 aprox. (en mayo del año pasado), me puse bastante contenta ya que en la de los 18 meses habia pesado 8,100, la enfermera me dijo que la llevara a final de verano, que con la actividad solian perder peso los niños de las caracteristicas de mi hija (constitucion delgada y no muy buena comedora)....

La lleve en Agosto y cual fue mi sorpresa que habia perdido 200 gr., sin tener ninguna enfermedad durante el verano y empezando a comer bien desde los dos años (antes solo comia sopa, arroz, tortilla y poco más, ni carne ni pescado).... Habian pasado tres meses y no solo no habia ganado peso sino que habia perdido, estaba muy preocupada, lo comente aqui en el foro (si quieres consultar el post), no sabia que hacer.... Iba a llevarla a la guarderia y decidi no hacerlo, para que no perdiera más....

A finales de Septiembre volvieron a pesarla, y estaba en 9,600, habia recuperado los 200 gr., pero comiendo muy bien, para lo que comia ella.... A finales de octubre teniamos consulta en el de digestivo (consulta de seguimiento) y su peso era 9,500... Menos mal que el doctor nos dijo que aunque era verdad que estaba muy baja de peso, que no habia circunstancias fisicas que lo produjera (celiaquia, intolerancias alimenticias, su estudio nutricional era correcto, no baja de hierro...), por lo tanto que no teniamos que hacer nada, que siguieramos como hasta ahora, que mi hija era así y que no podiamos hacer nada para variarlo... Ni estimulantes del apetito, ni complejos vitaminicos ni nada de nada, y me lo dijo un especialista en nutrición infantil con bastante reputación....

Ahora despues de seis meses mi hija pesa 11,200 aprox, por lo tanto el patron de mi hija es así, va engordando a rachas, ya le paso cuando tenia un año que se estanco de peso hasta el año ymedio que empezo otra vez a engordar....

Si ahora perdiera otra vez peso, claro que me preocuparía, pero es que es así.....

Te queria comentar mi caso, para que veas que existen niños que hagas lo que hagas, son así, y si comen "poco" es porque no necesitan más, por mucho que nos empeñemos....

De todas formas espera al contro de peso proximo para darle el estimulante de apetito.. yo creo que su pediatra sabra que hacer en estos casos...mi pediatra desde siempre ha estado controlando el peso de Emma (yo creo que es la niña más pesada de todo el centro de salud) y cuando no pudo hacer más la derivo al especialista en nutrición infantil (digestivo).....

Animo, ya nos iras contando.

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por cristi5
#254680 No te preocupes tsering, si tu hijo está con vegetaciones es normal que coma menos. Los niños tienen rachas así cuando están malitos, pero eso no significa que necesiten ningún estimulante del apetito.

Creo que más que comer mucha carne, si quieres que tu hijo gane peso, es mejor que le des más hidratos de carbono, cereales, como el arroz o la pasta, o purés con verduras, patata, y un chorrito de aceite de oliva. Seguro que eso si le gusta. Y para la proteina si le gustan las albóndigas, los filetes rusos, el huevo y el pescado, con que coma un poquito cada día tendrá bastante.

Por cierto, no es aconsejable que le des estimulantes del apetito. Te copio un fragmento del libro de Carlos González "Mi niño no me come" donde habla de estos estimulantes.

Estimulantes del apetito

Existen en el mercado dos tipos de estimulantes del apetito: los que funcionan y los que no.

1. Los que no funcionan son combinaciones más o menos fantasiosas de vitaminas y cosas raras, habitualmente con un nombre impactante que hace referencia al metabolismo, al crecimiento, al dinamismo, a las transfusiones o a algo por el estilo. Son el equivalente moderno de aquel «Tónico Curalotodo del Doctor McFulano» que venden los charlatanes en las películas del Oeste (de hecho, algunos también llevan alcohol). En general, en dosis pequeñas y durante periodos cortos son bastante inocuos; pero no siempre están exentos de peligro. Siempre puede haber una alergia a alguno de sus componentes o a sus excipientes y colorantes, y se han descrito efectos tóxicos de algunas plantas «estimulantes», como el ginseng. Además, algunas vitaminas y minerales pueden ser tóxicos si se consumen en exceso.

Casi todos los médicos están de acuerdo en que estos «tónicos» son absolutamente inútiles, pero muchos los recetan como placebo. Un placebo (en latín 'complaceré') es un falso medicamento que se da al paciente para que esté contento. A veces, dar una receta «y que se calle» es más fácil y rápido que explicarle al paciente la verdad. También es cierto que algunos pacientes exigen un medicamento sea como sea, y a veces el médico tiene que rendirse y recetar un placebo inofensivo por temor a que el paciente se compre por su cuenta un medicamento más peligroso (en España, por desgracia, es muy fácil conseguir medicamentos sin receta). Por cierto, si quiere que no le manden placebos, en ésta o en otras situaciones, es buena idea decírselo al médico desde el primer momento, y recordárselo de vez en cuando: «No me gusta darle medicamentos al niño sin necesidad; si usted cree que lo que tiene se le curará solo, no hace falta que le recete nada». Muchos pediatras responderán con una amplia sonrisa de alivio.

2. Los que sí funcionan son harina de otro costal. Casi todos contienen ciproheptadina (mezclada con diversas vitaminas para distinguir unas marcas de otras).

Es preciso tener en cuenta que las «ganas de comer» no están en el estómago, como el amor no está en el corazón. El apetito está en (o está controlado por) el cerebro. La ciproheptadina (y algún pariente, como la dihexazina) actúa sobre el centro cerebral del apetito, lo mismo que las pastillas para dormir actúan sobre el cerebro. La ciproheptadina es, en realidad, un psicofármaco; y sus principales efectos secundarios van en este sentido: somnolencia (un efecto frecuente, que puede afectar al rendimiento escolar), sequedad de boca, dolor de cabeza, náuseas; y más raramente, crisis hipertensivas, agitación, confusión o alucinaciones, y disminución de la secreción de hormona de crecimiento (¡bajito y gordo, para redondear el éxito del tratamiento!). La intoxicación (si el niño pilla el frasco y decide tomárselo todo) puede producir sueño profundo, debilidad e incoordinación muscular, convulsiones y fiebre.

Por supuesto, estos efectos secundarios graves son muy raros; no los explicamos para que se asuste si alguna vez le ha dado uno de estos jarabes a su hijo (si le contásemos todos los posibles efectos secundarios de medicamentos tan habituales como la amoxicilina o el paracetamol, también se llevaría un buen susto). Siempre que se toma un medicamento se está asumiendo un riesgo; lo importante es que, cuando uno está enfermo y necesita tratarse, el riesgo es muy inferior al beneficio. El problema de los estimulantes del apetito es que los niños que lo toman ni están enfermos ni necesitan tratamiento; el beneficio es nulo, y cualquier riesgo, por pequeño y remoto que sea, resulta inadmisible.

Pero, sin duda, el mayor peligro de la ciproheptadina es, precisamente, que sí funciona: el niño come más. Más de lo que necesita, más de lo que le conviene. Por suerte, el efecto desaparece tan pronto como se deja de tomar el medicamento, y la mayoría de los niños vuelven a perder en pocos días el peso que habían ganado (si habían ganado algo). Este «efecto rebote» suele demostrar a la familia que el medicamento es inútil, y lo dejan de usar. Pero algunas caen en la tentación de seguir usándolo de forma continuada, durante meses e incluso años. ¿Qué efecto puede tener sobre un niño el comer más de la cuenta durante meses o años, y además hacer menos ejercicio físico debido a la somnolencia? Nada bueno, seguro.

También se han usado hierbas y diversos productos «naturales» para hacer comer a los niños. Todos ellos, por muy «naturales» que sean, pueden clasificarse en uno de los dos grupos anteriores: los que funcionan y los que no (el problema es que a veces no tenemos datos suficientes para distinguirlos). Si no funcionan, ¿para qué perder el tiempo y el dinero? Y si funcionan, sus peligros serán similares a los de la ciproheptadina. Primero, porque si de verdad aumentan el apetito, probablemente actúan sobre el cerebro. Segundo, porque no se puede hacer que un niño coma más de lo necesario sin que, a la larga, eso perjudique su salud.

Afortunadamente, parece que ya han pasado de moda las quinas y otras bebidas alcohólicas que se usaban hace unos años para abrir el apetito. Ni que decir tiene que nunca debe darse alcohol a un niño.

En definitiva, los estimulantes del apetito son inútiles cuando no funcionan y peligrosos cuando funcionan, su efecto es pasajero y tienen efecto rebote. No se han de usar jamás.

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por tsering
#254850 Gracias por las dos respuestas que me han ayudado a ver que no es algo tan raro. Lo he hablado con mi marido y no le vamos a dar el estimulante ya que ademas el medico me dijo que era "sin garantias" asi que le dire que no funcionó y punto.
La verdad es que Miguel come bien de hidratos de carbono, aunque supongo que siempre me queda la sensacion de "podria comer mas". Come lentejas, pure de verdura, albondigas, hervido de pescado, sopas de pasta o de tapioca... asi que no esta mal alimentado. Es que nunca hasta ahiora habia perdido peso y me he quedado preocupada.
Tambien es cierto que el mes pasado se le inflamo un ganglio y dejo de comer durante 15 dias y supongo que de ahi puede venir todo.
Un beso, Arantxa