(...) Esta enfermedad está provocada por un virus de origen diferente cada año y se transmite con extrema facilidad por el aire, a través de minúsculas gotas infectadas, que se emiten con golpes de tos, estornudos, contacto con manos u objetos contaminados y durante simples conversaciones.
Después de un breve período de incubación, que puede oscilar entre 1 y 3 días, la gripe se manifiesta con fiebre alta (más de 38 grados), así como con dolor de cabeza, temblores, tos y dolor de garganta. Es necesario tener presente que:
• La gripe en los recién nacidos y en los lactantes tiene síntomas poco característicos, incluso difícilmente reconocibles a primera vista. Los más comunes son irritabilidad, respiración alterada e inapetencia. Sólo en algunos casos determinados, la temperatura de los niños es elevada, mientras que pueden aparecen con más frecuencia síntomas como diarrea y vómitos, acompañados de dolores abdominales.
• La gripe en los niños de entre 1 y 5 años se manifiesta casi siempre con fiebre muy alta, tos, ojos enrojecidos y falta de apetito. Precisamente, este último constituye el síntoma más evidente para tener la certeza de que hay algo que no funciona y, por tanto, solicitar un control por parte del especialista. En los niños de esta edad, también son muy frecuentes las traqueitis y las bronquitis asociadas a fiebre y dolor de oídos. La mitad de los niños menores de 4 años con gripe sufren somnolencia, trastorno que, con el paso de los años, es más infrecuente.
10 reglas para afrontarla
1. No atiborrar al niño de fármacos. Los pediatras sugieren la administración de paracetamol cuando la fiebre supera los 38 grados, así como una buena humidificación en la casa.
2. No a los jarabes antitusivos y a los antiinflamatorios, que pueden tener efectos colaterales.
3. Acostumbrar al pequeño a comer mucha fruta (por ejemplo, manzana, pera, naranja, plátano…), rica en vitaminas, que le ayudan a reforzar el organismo.
4. Por la noche, bajar la calefacción al mínimo y, para evitar que el ambiente se reseque, colocar en los radiadores unos recipientes especiales con agua.
5. Airear las habitaciones a menudo, aunque fuera haga frío. El aire seco y los ambientes cerrados favorecen el paso de virus y bacterias.
6. No fumar en casa.
7. Procurar que el niño beba a menudo y añadir una cucharada de miel a la leche caliente. (ojo con la miel, se recomienda a partir de 2 años)
8. En caso necesario, administrar al niño un aerosol con una solución desinfectante para la nariz y la garganta, incluso varias veces al día, siempre bajo prescripción médica.
9. Mantener al pequeño en posición semiincorporada durante el sueño, colocándole unos cojines, con el fin de impedir al catarro su ascenso a la nariz, circunstancia que obstaculiza la respiración.
10. No abrigarle en exceso (cuando salga a la calle, el niño puede llevar una bufanda y un gorro, si la temperatura es especialmente fría) y evitar someterle a cambios bruscos de temperatura.