- Jue, 11 Oct 2007, 16:00
#194381
la comida es un hecho cultural. Fundamentalmente. Por eso no hay una tabla universal de introducción de alimentos. Por eso y porque no hay un estudio serio, universal que muestre con precisión la prevalencia e incidencia de alergias en la primera infancia.
Sabemos algunas cosas sobre alergias y en base a eso se hacen las recomendaciones. Por ejemplo:
- Fresas, frutos del bosque, frutos secos, huevo, leche y cítricos son los más alergénicos seguidos de pescado, mariscos y chocolate. A lo mejor no es el orden (Neus me corregirá, seguro). Por eso esos alimentos se recomiendan a partir de más edad.
- Sabemos por ejemplo, que si un niño tiene alergia a la albúmina del huevo (proteína presente en la clara) no sirve de nada que le demos la yema sola porque tiene trazas. No sabemos sobre el huevo si la alergia es específica del huevo gallina y si puede comer huevo de pato o de codorniz. Simplemente se evita el huevo, no nos vamos a arriesgar con una alergia. Sabemos tambièn que si tiene alergia a la proteína de vaca a veces puede tomar leche de cabra pero casi siempre no y muchos optamos por no recomendar la leche de cabra aunque nos la quieran poner como alternativa.
Pero sobre todo, sabemos que las recomendaciones no pueden ser universales.
Por ejemplo para las que viven en ciertos lugares de España les cuesta mucho esperar con el pescado hasta el año. A los que vivimos en buena parte de Latinamérica no nos cuesta ningún trabajo. Pero a los mexicanos nos cuesta un montón esperar hasta el año con el huevo (la media de consumo de huevo es de uno al día por persona) y sin embargo, para los españoles no tiene tanto problema.
A esto hay que aunar un problema muy serio: el cambio de hábitos alimentarios. Voy a poner un ejemplo. Las que tenéis más de 30 años cuántas veces recordáis haber comido brócoli antes de los ocho años. Ahora sin embargo, su consumo es cotidiano. En los últimos años su consumo se incrementó más de un 300%. Mi padre cuenta que de pequeño comía cocido de lunes a sábado y los domingos, para variar, lentejas. Parece un chiste. Pero no lo es. En la alacena de nuestros abuelos había un puñado de productos (legumbres, arroz, trigo, chorizo, tocino, col y papas) en la de nuestras madres hubo más y en las nuestras hay tantos que nos complicamos la vida tratando de ver qué hacemos si arroz integral o blanco; si alubias blancas, pintas o negras; si tomates cherry o tomates pera, si manzanas Starking o red delocious o...
y entonces esperamos que nuestro hijo en España coma mango a los ocho meses (¿Cuántas veces lo compran ustedes antes de tener hijos¿?) o acá sufrimos tratando de que no lo coman (lo cual es tarea imposible).
Cambiamos nuestros hábitos por nuestros hijos para que prueben de todo, por su bien,... pero solo lo hacemos uno o dos años (es demasaiado cansado).
Es mejor si les damos lo de toda la vida, sin prisas. Si podemos esperar con ciertos productos (huevo, leche, cítricos, fresas, etc) pues lo hacemos. tampoco pasa nada. Tenemos fuentes más que de sobra de proteínas, carnes rojas, carnes blancas, carnes rosadas,...
Y es mejor si esperamos a darles cosas exóticas que no son de nuestro lugar de vida. Por dos razones: la primera es porque es más dificil saber cñomo va a reaccionar su cuerpo (es muy raro que tengamos antecedentes familiares de alergia a la pitaya o la chirimoya que al huevo si viven en España) y la segunda es porque para traerlos y conservarlos traen muchos químicos que es mejor evitar, sobre todo en la primera infancia. Así que si ven cerezas chilenas en España es mejor no dárselas al niño o lavarlas muy bien.
Y como dice Neus, se puede tener alergia a cualquier cosa. Yo tenía un amigo que tenía alergia al agua fría, le salían ronchas en la piel y por eso se libró de la mili.