Pero estos días de fiesta ha sido un infierno, no los días que hemos estado en nuestra casa, ya que yo tengo muy asumido que si no come será que no tiene hambre.. Pero los días que hemos ido a casa de mi familia política ha sido de juzgado de guardia. Ya sabéis que mi suegra es muy especial , y entre sus rarezas figura la obsesión por hacer comer a las criaturas, para ella la comida es la medicina para todos los males, y al niño que no come hay que obligarlo como sea porque se nos puede morir en menos que canta un gallo. Y claro, la culpa es mía que la consiento y la tengo malacostumbrada, ella sí que educó bien a sus 4 hijos que comían de todo...
Pues bien, ayer cuando le pusieron el plato delante a Núria y ella dijo su típico "no vull" (no quiero), se cabrea como una mona y va y dice: "Menos mal que mañana ya vuelve al cole y allí come, que con una semana más así se os pone enferma". Enferma me pongo yo de oírla . Lo bueno es que en el cole come más o menos normal, claro no tiene la misma confianza.
En fin, no sé si a alguna le pasa algo parecido, pero es que yo estoy harta. No sólo mi suegra, también mis padres me tienen amargada.
Bueno, ya me he desahogado.
Un beso,
Pilar