Así que como creo que es un tema bastante interesante y del que por desgracia hay bastante desconocimientos (en general), he decidido poner este resumen sobre micronutrientes de especial interés en el embarazo. Espero que a alguin le sirva la información.
pd: admito sugerencias si alguien cree que sobra o falta algo
Comer para dos: micronutrientes importantes durante el embarazo (y la lactancia)
El embarazo y la lactancia son dos situaciones fisiológicas en las que el cuerpo de la mujer se enfrenta a muchos cambios. Tradicionalmente, se ha creído que la mujer embarazada debía “comer por dos”. Sin embargo, hoy en día se sabe que cubrir aumento de las necesidades nutritivas debidas al crecimiento del feto no consiste en comer el doble, sino en adecuar la ingesta de nutrientes esenciales a los requerimientos específicos de la situación. Dentro de este aumento de requerimientos específicos, se encontrarían los de algunos micronutrientes. Los micronutrientes son sustancias que el organismo necesita en muy pequeña cantidad, pero son indispensables para el correcto funcionamiento del mismo: las vitaminas y los minerales.
Las vitaminas se pueden clasificar por su composición bioquímica. Así, las podemos agrupar en “vitaminas hidrosolubles” y “vitaminas liposolubles”. En el primer grupo estaría la vitamina C, y las vitaminas del complejo B (B1, B2, B3, B4, B5, B6, B8, B9 y B12). Estas vitaminas no se acumulan en el organismo, se eliminan en la orina y es necesario realizar a diario la ingesta de su dosis adecuada. En el segundo grupo, estarían las vitaminas A, E, D y K, que se pueden acumular en el organismo, por lo que no es imprescindible tomarlas a diario, pero una dosis excesiva puede provocar ciertos problemas, algunos de ellos peligrosos para la salud.
Otro criterio para clasificar las vitaminas, es su función. Así, la vitamina K tiene función anticoagulante, la vitamina D está relacionada con el metabolismo del calcio, las vitaminas A, C y E tienen función antioxidante y las del complejo B son coenzimas indispensables para que tengan lugar de forma correcta un gran número de reacciones metabólicas en el organismo. Entre ellas, cabe destacar la función de las vitaminas B9 ó ácido fólico y B12 ó cobalamina, que se encuentran implicadas en el proceso de proliferación celular, por lo que son de especial interés en el embarazo.
Todas las vitaminas han de estar presentes en el organismo en las dosis adecuadas para garantizar un correcto desarrollo del embarazo, por lo que es aconsejable la toma de algún suplemento vitamínico que garantice que las necesidades mínimas se encuentren cubiertas (este suplemento vitamínico ha de ser prescrito por el médico, quien adecuará su uso a las características y necesidades específicas de cada persona y situación).
Tal y como se ha mencionado previamente, una dosis excesiva de algunas vitaminas puede ser perjudicial, de forma especial durante el embarazo, como es el caso de la vitamina A. Además de causar vómitos, nauseas, dolor de cabeza, vértigos, visión borrosa, descoordinación muscular, sueño, inapetencia, picores o descamación, una ingesta excesiva de esta vitamina puede resultar teratogénica. Es decir, causar malformaciones en el feto. Esta es la razón por la que los suplementos vitamínicos que se recomiendan a mujeres embarazadas suelen tener una concentración de vitamina A inferior a otro tipo de suplementos que existen en el mercado (en una alimentación equilibrada, es prácticamente imposible superar los límites peligrosos. La toxicidad podría aparecer tomando suplementos vitamínicos en exceso). Paradójicamente, esto sucede en países desarrollados, mientras que en los países en vías de desarrollo, el déficit de esta vitamina es un problema de salud pública, entre cuyas consecuencias estarían la ceguera nocturna, la xeroftalmia, queratinización de los ojos, infecciones del aparato respiratorio y descoordinación, así como problemas musculares y óseos.
Por otra parte, y según la OMS “Los defectos del tubo neural (NTDs) son el ejemplo por excelencia de las anomalías congénitas en donde la prevención primaria mediante la ingesta de ácido fólico ha demostrado ser parcialmente efectiva”. Así, hay que tener en cuenta que una dieta común puede no aportar la ingesta necesaria de ácido fólico, por lo que se recomienda tomar un suplemento antes del embarazo y hasta la semana 12 del mismo a fin de prevenir dichos defectos del tubo neural. Los niveles recomendados de ácido fólico han estado sujetos a revisión (con tendencia a ser cada vez más elevados) durante los últimos años. Así, actualmente la ingesta recomendada se encuentra en torno a los 400 microgramos diarios en forma de suplemento, que conseguiríamos elevar hasta 600 con una dieta rica en alimentos verduras de hoja verde, legumbres, frutas y otros alimentos.
Una dosis insuficiente de ácido fólico puede deberse a una ingesta escasa de alimentos adecuados, pero no es la única razón. Otras causas podrían ser un aumento de las necesidades (embarazo, lactancia, bebés prematuros), la existencia de algún problema de absorción en el intestino (cirugía, enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn), la interacción con algunos medicamentos, problemas de alcoholismo, una ingesta excesiva de antioxidantes, así como una deficiencia de vitamina C o vitamina B12.
Además, los NTDs (anencefalia, meningocele, espina bífida) presentan una etiología multifactorial en la que coexisten factores ambientales (como puede ser la carencia de ácido fólico) y factores genéticos. Sin embargo, los NTDs no son la única consecuencia de una dosis insuficiente de B9. La anemia megaloblástica y la elevada concentración de homocisteína en sangre (relacionada con oclusión vascular y trombogénesis) serían otras graves consecuencias de la falta de ácido fólico en general. Además, en los últimos años se ha descrito la relación entre el desarrollo con mayor rapidez de algunos tipos de tumores y el déficit de dicha vitamina.
La vitamina B12 ó cobalamina también se encuentra implicada en procesos de proliferación celular, por lo que también es de especial interés. Además, dado que el metabolismo de ácido fólico y cobalamina se encuentra íntimamente relacionado, puede darse el caso de que la ingesta de ácido fólico sea adecuada pero la de cobalamina sea insuficiente y que el cuerpo muestre síntomas de deficiencia de ácido fólico. Además, las dosis requeridas son muy pequeñas, por lo que las consecuencias en forma de anemia pueden tardar varios años en manifestarse. Algunas neuropatías también serían consecuencia de un déficit de B12. Hay que tener especial precaución en el caso de los vegetarianos estrictos, que deberían tomar un suplemento de esta vitamina, ya que únicamente se encuentra presente en alimentos de origen animal.
La suplementación de vitamina D en recién nacidos es un tema controvertido. La singularidad de esta vitamina radica en el hecho de que el cuerpo humano es capaz de sintetizarla gracias a la radiación ultravioleta del sol (además de la que se puede ingerir a través de los alimentos ricos en ella, aunque hay que tener en cuenta que en lactantes, la leche materna puede no ser una fuente que cubra todos los requerimientos del bebé). Por esta razón, en zonas soleadas del planeta, el déficit de vitamina D no es un problema habitual. Pero un aporte insuficiente de dicha vitamina provocaría problemas de raquitismo (entre otros). Tampoco hay que olvidar que un exceso de la misma podría provocar, entre otros problemas, la calcificación de tejidos blandos, por lo que es imprescindible en cualquier caso, no sobrepasar nunca la dosis indicada por el pediatra.
Los minerales también han de formar parte de nuestra dieta, ya que tienen función estructural y reguladora. En el caso del embarazo el yodo tiene un papel fundamental, y según la OMS “La deficiencia de yodo es, mundialmente, y después de la inanición extrema, la causa más frecuente de retraso mental prevenible”.
El yodo es un elemento indispensable (descrito junto con el hierro y la vitamina A entre los Derechos de la Infancia), del que se requieren 50-100 microgramos al día (250-300 durante el embarazo y la lactancia). Aunque se conoce cuáles son los alimentos más ricos en este mineral, su concentración depende de factores geológicos, por lo que no se puede generalizar. Por eso, y a pesar del empleo de sal yodada, es preferible tomar un suplemento de yodo que garantice el aporte que requiere la madre a lo largo tanto del embarazo como la lactancia, ya que si la madre no tiene un aporte adecuado de yodo para satisfacer sus necesidades y las del lactante ésta puede llegar a padecer hipotiroidismo, ya que sus reservas de yodo pasarían al niño a través de la leche materna.
Este mineral se encuentra en la glándula tiroides y formando parte de la composición de las hormonas T3 y T4. En adultos, su déficit es causa de hipotiroidismo, y en niños puede causar retraso mental y crecimiento retrasado. Además, un aporte inadecuado de yodo en el embarazo puede ser la causa de abortos, nacimientos prematuros, bocio, cretinismo y mortalidad infantil.
El hierro también es un mineral al que hay que prestar especial atención durante el embarazo, ya que sus necesidades aumentan, entre otras razones, por un aumento del volumen de sangre de la madre. En el caso de que el médico recomiende la toma de un suplemento oral, su ingesta debería evitarse en compañía de alimentos como leche, té o café, que reducirían la eficiencia de la absorción. Sin embargo, alimentos ricos en vitamina C favorecerían la absorción del mismo. Esta es la razón por la que se suele recomendar tomar el hierro en ayunas, seguido de un zumo de naranja, antes del desayuno habitual.
Listado de los alimentos más ricos (escritos en orden decreciente de concentración) en los micronutrientes que se citan en el texto:
Vitamina A: Hígado, Zanahoria, Espinacas, Calabaza, Huevos, Melocotón, Sardinas, Melón, Acelgas, Tomate
Ácido fólico (B9): Alubias, Escarola, Acelgas, Avellanas, Almendras, Lentejas, Fresas, Naranjas, Huevos, Marisco, Salmón, Pescado blanco
Cobalamina (B12): Hígado, Pollo, Huevos, Sardina, Moluscos, Queso, Leche
Vitamina D: Aceite de hígado de bacalao, Atún, Salmón, Sardina, Huevos
Yodo: Marisco, Pescado azul, Moluscos, Acelgas, Pescado blanco, Huevos, Espinacas, Arroz, Fresas, Leche, Frutos secos
Hierro: Legumbres, Frutos secos, Hígado, Jamón, Carne, Moluscos, Huevos, Pescado